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Mostrando entradas de 2019

Ruido blanco

Solo bien sabe el escritor, a quien dirige sus palabras, mientras tanto quien las lee, conjura a quien más extraña. Pues qué es sino el corazón, el que lo más importante guarda, por la misma humana razón, que solo existe lo que se ama. Formando parte el resto, de una obra inacabada, bajo cuyas bambalinas, marionetas bailan y bailan. Al pasear por esta ciudad, donde sus luces de madrugada, me evocan vacíos de tu ausencia, haciendo esta vida tan pesada. Como un televisor, que sintoniza la nada, como una vieja radio, por la que ya nadie habla.

Disonancia sutil

Por qué observo a la lluvia, cuando nada cae del cielo, si los ojos de la juventud, se esfumaron en algún momento. Al absorber lo aprendido, entre las arenas del tiempo, al sembrar la poblada barba, que encuentro en mi reflejo. Enredada en las lecciones, de los destinos más inciertos, se abrió paso como raíces, de un árbol que creí muerto. Mas ungido en realidad, en la savia del conocimiento, la trascendencia al dolor, llevó la victoria al sufrimiento. Cual esencia de escultor, que en adulto acabé siendo, cincelador del mismo mármol, que da forma a mi mente y cuerpo. Gladiador de sangrienta arena, donde rugen los pensamientos, centurión de las legiones, de lo que he sentido sentiré y siento.

Crónicas de Aodren: Ars goetia

Lo que interpreté como una llamada de auxilio me hizo salir inmediatamente del camino, abandonando la seguridad de la senda que creía pertenecer a mi destino, adentrándome en un terreno árido de vibraciones desconocidas y hostiles. Acudí raudo al origen de la señal y me encontré con una mujer muy cerca de un carruaje accidentado y volcado. Permanecía de pie sin ningún tipo de herida visible, y parecía estarme esperando. Mirándome a través de sus ojos invisibles tras un largo cabello intensamente moreno cuyos mechones tapaban la mayor parte de su rostro, señaló con su mano izquierda lo que se levantaba a unos pasos tras su espalda, una pared compuesta de arena completamente perpendicular a la superficie con la que compartía sus desérticas tonalidades. Sintiendo en su gesto una invitación que no debería rechazar, me acerqué y comprobé que podía introducir mis pies y mis manos sin esfuerzo en aquel muro y me dejé llevar por la sensación de que debía ascender. Un miedo a las alturas me

Historias acerca de ti*

Perdido en las autovías, de la ciudad de tus pensamientos, se hace la noche día, en ese espacio color negro. De los ojos que nos miran, que tan solo son nuestros, recreando las caricias, que devuelven cada beso. Cual poeta que bien cuida, la moldura de sus versos, adaptándome en la orografía, de los montes de tu cuerpo. En el sentir del agua viva, donde el asfalto era dueño, ríos de amor que sembrarían, la fértil tierra de tus sueños. Así perdido en las autovías, de las calles de mis sentimientos, ahora sé que con maestría, robaste los dados de mi universo. *Actualizado el día 27/09/2019: Retoque y mejora de líneas 6, 7, 8, 11, y 15

Mareas de otro mundo

Sintió el no quedar nadie, a quien abrirle ya su puerta, en la intención de marcharse, que doblega su resiliencia. Quiere ir a donde naves, jamás vuelven a ver tierra, y fantasmas de otras edades, se aparecen en las laderas. Cuando es siempre tan tarde, para el faro que alienta, con la luz que imparte, pero que nunca jamás llega. Nada pasa lo impenetrable, ese miedo de espesa niebla, que acechando a cada habitante, corre ahora por sus venas. Más antiguo que los mares, y que muchas de las estrellas, desde un origen que nace, de un dios de mente enferma. Un horror tan inefable, que vomita extrañas bestias, pesadillas que se hacen reales, para cada alma despierta.

Noctilucentes

Sigue pintando vagos bocetos, de los instantes no alcanzados, sigue escribiendo tan a lo lejos, de lo que hizo separarlos. Fueron jóvenes inmaduros, cuyas vidas sabotearon, sin compartir arena del tiempo, que se deshace entre sus manos. Como actores sin oportunidad, de practicar previos ensayos, ante el presente sin sentido, de esta obra de teatro. Donde a veces él se oculta, muy detrás del escenario, apartándose de todo, extrañándola siempre tanto. Quien del mar se hizo su amigo, y del viento su hermano, entre las olas y el sonido, de lo que nunca fue hablado. Que va yaciendo a la deriva, entre mensajes embotellados, cuya tinta de cada palabra, jamás nunca se ha secado. Pues no transcurren estaciones, ni caen hojas del calendario, en su realidad detenida, por un sentimiento inalterado. Hacia la misma mujer, que representa lo que es amado, con quien nunca tuvo nada, pero con quien siempre hubo algo.

Brisa de verano

Andan mis manos por la luz, que baña rincones de tu cuerpo, entre las sábanas de un día cualquiera, secuestrados por el deseo. Bajo el ardid de tus susurros, sobre la noche y sus falsos sueños, que sin ser creada para dormir, fue pensada para comernos a besos. Que encontrándonos en nuestras camas, uno estaba en el lugar incorrecto, que dos almas como las nuestras, necesitan compartir su anhelo. Y a través de suaves caricias, que dibujo sobre tu lienzo, tu piel conoce lo que ya sabías, que el uno para el otro estamos hechos.

Crónicas de Aodren: Paraíso perdido

Me dijo que ya nos están observando, desde hace mucho además. Tanto que han presenciado el nacimiento y la caída de cada una de las civilizaciones e imperios que nos han precedido. Presentes desde antes del comienzo de nuestros primeros pensamientos, arquitectos de nuestra conciencia, nos tutelaron a través de un legado de conocimiento que en algún punto de la historia acabó siendo apartado y despreciado en el olvido de una larga noche carente de luna y estrellas. Algunos de los suyos se ofrecieron voluntarios en diversas épocas, para a través de un complejo proceso que comprendía un número de usos muy limitado, acceder a la dura y noble tarea de intentar traernos de vuelta lo que habíamos olvidado. Sin desvelar la naturaleza de su procedencia caminaron entre el ser humano como uno más, enseñando a todo el que estuviera dispuesto a escuchar, conmoviendo a muchos corazones y despertando a muchas almas. Pero ninguno de los intentos fue suficiente. El árbol que representa a la humani

Tras la niebla del pensamiento

Me encontré caminando sobre una enorme explanada que dejaba entrever una tierra entre grisácea y negruzca compuesta por piedras muy pequeñas de esas mismas tonalidades, características propias de un lugar de origen volcánico. Algunas plantas en muy buen estado, de verdes intensos de diversas tonalidades oscuras, aparecían esparcidas por el terreno con cierto orden que daba forma a figuras geométricas como si hubieran sido sembradas a conciencia por una mano inteligente. Solo podía verlas hasta tenerlas a unos pocos pasos, pues una intensa niebla lo cubría todo dejando un panorama de aires místicos y misteriosos. Continué unos metros más adelante hasta llegar a un borde que bien pareció el fin del mundo con una caída hacia la nada más absoluta, y allí permanecí unos instantes, hasta contemplar como se desplegaban enormes acantilados y barrancos que terminaban en un mar de espuma lleno de furia. En aquel momento me di cuenta de que mi vista alcanzaba una mayor distancia, aunque la neb

Bajo las lunas de Marte

Y creyó haber amado tanto, hasta quemarse durante el camino, con temor al haber cambiado, a no volver a sentir lo mismo. Desde todo lo experimentado, a través del carácter frío, por los desamores cultivado, junto a lo no correspondido. Entre espadas entrechocando, en las arenas de lo porvenido, donde cada gota de sangrado, añora el amor que fue conocido. Sobre cadáveres desfigurados, de sus demonios enemigos, empapando las letras del pacto, que le bautizaría fortalecido. Aun firmado por los alados, otrora ángeles caídos, bajo aquellos ojos fue destinado, a ser su campeón eterno y maldito. Pues con argucias y engaños, a él le sería prometido, que volvería a estar al lado, de quien de su corazón jamás se ha ido.

Purgatorium

Ascendí a la montaña más alta, sobre el nivel de todos los mares, que el pensamiento me inundaban, con tantos recuerdos ahogándome. Aun sabiendo que nunca llegaban, busqué las respuestas que no dejaste, entre la espuma de turbias aguas, bajo un efímero oleaje. Y vi la escalera cristalizada, en aquella altura incalculable, estando hecha con las lágrimas, de lo que nunca me contaste. Un trampolín a tierras blancas, que traían nuevos aires, donde el alma solitaria, exhaló de sus penas la más grande. Allí encontré lo que buscaba, lo que siempre tuve delante, deseé fundirme con la nada, viajar sin rumbo a nuevos lugares.

Entre la razón y la locura

Cada ser humano es un prisma poliédrico de contenido abstracto que refracta constantemente su versión de la realidad, tras ser moldeada por diversos filtros que dan forma a una perspectiva personal sobre cómo es y cómo debería ser el mundo, así como una versión de cómo cree que es su propia persona y de cómo son los demás. Surge la pregunta de si realmente existe esa fuente de la que emanan las diferentes realidades, y si podría llegar a darse algún día la capacidad de descubrirla y descifrarla en toda su pureza. La premisa de que estamos limitados por los órganos y el intelecto propios de nuestra especie implica que para asir esa meta se deben trascender los sentidos, por lo que la respuesta lógica y racional termina abocada a una negación rotunda. Ello no ha evitado que a través del tiempo se hayan ido desarrollando una ciencia y una tecnología que permiten escudriñar y desentrañar algunas parcelas de su terreno. Muchas de las cuales, todo sea dicho, arrojan más interrogantes que

Paisaje de una noche de primavera

Es en ocasiones al alba, que escucho a un pájaro rojizo, cuyas plumas alborotadas, muestran retales de amarillo. Va cantando sus canciones, de amores ya perdidos, al ir yo abriendo mis ojos, en tal día de siempre domingo. Y me acerco a la ventana, bajo el sol que se siente frío, mientras le hablo para decirle, que esa noche soñé contigo. Que no agregue a su sinfonía, a quien no yace en mi olvido, respondiendo que no es por mí, por quien realmente ha venido. Y es de pronto cuando te veo, saludándome desde el camino, para decir que te apetece, dar un paseo solo conmigo. Pero tu rostro de alegría, me transmite lo no percibido, que mis ojos siguen cerrados, que en realidad sigo dormido.

Inmarcesible

Siente nostalgia de sus caricias, en cada una de sus palabras, de las confidencias entre risas, y desearle una buena mañana. El preguntarle cómo ha ido el día, y del palpitar al escucharla, imaginándose en noches tardías, a los dos en la misma cama. Como guardián de su sonrisa, por oscuro que sea el mañana, el ser un candil en su vida, por mucha luz que fuera apagada. Y entre estrellas extinguidas, siguió viajando la esperanza, de que ella quizá vería, la forma en que él la amaba.

Puentes de lucidez onírica

Nunca me ha dejado de resultar fascinante lo que es capaz de crear y mostrar la mente en ese estado denominado de sueño paradójico, así como en cada uno de los momentos en los que he sido consciente durante el proceso al prender el brillo de la lucidez. Han pasado ya muchos años de experimentación con relativo éxito. Todo comenzaría por aquel entonces por la motivación de la curiosidad, pero esta no tardaría en evolucionar en un interés por la investigación de la psique y el descubrimiento personal. Si alguien me preguntara sobre los métodos llevados a cabo para descubrir este tipo de experiencias, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, respondería lo mismo a día de hoy añadiendo otro detalle, la práctica de la meditación. Lo que más pienso sin duda que ha ayudado es tomar nota, nada más despertar, de palabras clave que ayuden a recordar a grandes rasgos todo lo soñado por muy poco que sea. Desconozco si hay más aspectos que ejerzan su influencia sin percatarme de ello. Las anotaci

Crónicas de Aodren: Cerco de tinieblas

Los cascos de los caballos abollaban la tierra campo a través en un sonoro estruendo, cabalgando al límite de la resistencia, fustigados por un jinete que guiaba el paso de ambos cuadrúpedos entre miradas de desesperación hacia el trayecto que iban dejando atrás, donde la nieve y el frío ya habían comenzado su gran retirada. Su compañero apenas podía mantenerse erguido, bordeando la inconsciencia, aferrándose a la crin de su montura con la fuerza propia de alguien que cuelga del filo de un acantilado cuyo final se pierde en un abismo insondable. Las armaduras negras como el ébano se fundían con las pieles de los corceles, siendo estas de una tonalidad muy similar, creando perturbadoras siluetas desde lo lejos que bien los asemejaba a bestias horribles que corrían por las llanuras como alma que llevara el diablo ya de vuelta a las puertas del inframundo. •  Consultar la cronología de las crónicas   • El jadeo de los animales no cesó hasta que llegaron a la plaza del pueblo del qu