Siente nostalgia de sus caricias,
en cada una de sus palabras,
de las confidencias entre risas,
y desearle una buena mañana.
El preguntarle cómo ha ido el día,
y del palpitar al escucharla,
imaginándose en noches tardías,
a los dos en la misma cama.
Como guardián de su sonrisa,
por oscuro que sea el mañana,
el ser un candil en su vida,
por mucha luz que fuera apagada.
Y entre estrellas extinguidas,
siguió viajando la esperanza,
de que ella quizá vería,
la forma en que él la amaba.
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