He andado en solitario, por donde solíamos vernos, y visité el mismo banco, donde nos dimos el primer beso. Sentí aquella fina lluvia, que abrazó aquel ensueño, donde éramos los únicos, en no ponerse a cubierto. A través del amplio parque, convertido en solo nuestro, de caminos que han guardado, esos oníricos paseos. Conductores de una brisa, que ha mostrado cada gesto, dedicado entre tú y yo, en el más feliz de los silencios. Agarrados de la mano, al empaparnos por completo, no nos importaba nada, salvo compartir el tiempo.
El pequeño rincón de un poeta por accidente, un humilde escritor, un soñador permanente.