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Mostrando entradas de enero, 2020

Atardecer en un limbo platónico

Aquello que pudo haber sido, ocurre en mundos paralelos, que se cruzan como el aire, que inhalamos a cada momento. Como estrellas que observan, a través de un firmamento, aunque la luna esté dormida, y el sol ande despierto. Porque todo lo que fluye, sin darnos cuenta de ello, deja a veces correr la cortina, entre los más íntimos deseos. Siendo así como en la noche, astros quedan al descubierto, es en otras dimensiones, donde paseamos durante el sueño. Y fue allí donde estando lúcido, pude ver a través del velo, que separa esta realidad, de lo que están hechos los pensamientos. Y es allí donde un día normal, estamos juntos compartiendo, entre risas y confidencias, tan felices por solo vernos. Entre miradas que hablan, de un amor en silencio, sin que existan las palabras, que expresen la forma en que te quiero.

Mi viaje a través de lo efímero

Desde nubes de aire albino, divisé la mística torre, construida con los designios, de cada mujer y hombre. Desafié así al destino, pues más cerca del horizonte, no está el verla permitido, sin conquistar antes las emociones. Luché así en el abstracto río, donde fluyen las intenciones, de arrastrar donde en el frío, yacen muertos los corazones. Crucé luego al infinito, sobre el puente de eslabones, cual barquero entre lo que está vivo, y el más allá con sus moradores. Allí del viento me hice amigo, para ocultarme durante la noche, burlando al guardián altivo, hecho de espejos y maldiciones. Busqué pues lo jamás descrito, en el torreón de los Creadores, hallé el tintero y papel prohibidos, para hablar con antiguos dioses. Así a las calles del olvido, le escribí cartas con tu nombre, usando como apellidos, lo que nuestro secreto conoce. Y el sentimiento se hizo invicto, aunque el tiempo todo lo borre, pues si el re

La senda de Demian

Cada persona es una máscara, que consigo lleva otras tantas, cual océano de ilusorias aguas, de profundidades inalcanzadas. Tan poblada por esquiva fauna, entre mareas de circunstancias, que es de alegrías extasiada, y por tragedias moldeada. Son demonios guardaespaldas, de una tierra perturbada, por los cascos y pisadas, de corceles de batalla. Son heraldos de fantasmas, de la guerra que no acaba, portadores de una lanza, que siempre hiere y jamás mata. Así pelean razón y alma, por la chispa divina humana, buscando el sentido que falta, a una existencia inexplicada.