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La senda de Demian

Cada persona es una máscara,
que consigo lleva otras tantas,
cual océano de ilusorias aguas,
de profundidades inalcanzadas.

Tan poblada por esquiva fauna,
entre mareas de circunstancias,
que es de alegrías extasiada,
y por tragedias moldeada.

Son demonios guardaespaldas,
de una tierra perturbada,
por los cascos y pisadas,
de corceles de batalla.

Son heraldos de fantasmas,
de la guerra que no acaba,
portadores de una lanza,
que siempre hiere y jamás mata.

Así pelean razón y alma,
por la chispa divina humana,
buscando el sentido que falta,
a una existencia inexplicada.

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