Mientras suenan las canciones, que tanto nos gustan, voy trazando las caricias, en tu espalda desnuda. Desviándome en el borde, que rodea tu cintura, hacia Venus y su monte, donde pierdo la cordura. Entretanto una escalada, ha partido en la búsqueda, del paisaje en tu pecho, donde gano la locura. Pero te echas a reír al darme cuenta sin premura, que sentada entre mis piernas, ya me exploras con soltura.
El pequeño rincón de un poeta por accidente, un humilde escritor, un soñador permanente.