Dejar de ver principios, que conllevan a un final, es aumentar la perspectiva, de la propia realidad. Todo va formando parte, de un lienzo personal, que entre plumas y pinceles, cuesta a veces perfilar. Al ofrecer diversos huecos, que aún por rellenar, dan espacios potenciales, que se suelen ignorar. Y aunque fallen los colores, o quizá su intensidad, está en parte en nuestra mano, el volverlos a mezclar.
El pequeño rincón de un poeta por accidente, un humilde escritor, un soñador permanente.