Cómo se dejó crecer tanto,
la altura de la hierba,
en el sendero que era de ambos,
y que conectaba nuestras esencias.
Incapaz me vi de encontrar,
una manera de volver de vuelta,
aún creyendo que ya transitarlo,
no parecía valerte la pena.
Un fragmento de mí mismo,
me decía de ingénua manera,
que quizá me echabas de menos,
mientras me perdía en la maleza.
Cayendo en el pozo infinito,
de preguntas sin respuesta,
deambulando en tantos mundos,
que llegué a perder la cuenta.
Hasta verme en un parque,
de melancolía sempiterna,
y farolas de luz débil,
que se asoman en la niebla.
Un terreno liminal,
que representa tu ausencia,
y la pérdida de sentir un hogar,
desde que lo nuestro, se desvaneciera.
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