Ir al contenido principal

Entradas

Ecos de un mundo fragmentado

Desde una perspectiva a gran altura observé en sucesión y durante breves instantes unos parajes terriblemente áridos y otros completamente congelados. Parecían de otro mundo, propios de límites de temperatura más allá de cualquier extremo imaginable. En ellos se me mostraban las consecuencias de un evento cósmico de naturaleza desconocida que estaba causando que nuestro planeta dejara de existir tal y como lo conocíamos, desencadenando un apocalipsis bíblico. A continuación me vi deambulando durante la noche entre las calles de una gran ciudad moderna en ruinas, bajo una extraña luminosidad de origen incierto y débil intensidad, pero suficiente para ver bien a una distancia más que prudente. Desde detrás de un contenedor me salió al paso una persona que llevaba un carrito de supermercado lleno de objetos que no llegué a identificar. Se asustó con mi presencia y me apuntó al momento con un arma, algo que me hizo reaccionar enseguida levantando las manos en señal de no representar ningun...
Entradas recientes

Alquimia emocional

En ocasiones me pregunto, cómo he podido escribir tanto, sobre más de un sentimiento, que pensaba había olvidado. Al saber desde hace mucho, que el presente es observado, desde detrás de un cristal, que he creído casi opaco. Y quizá realmente, lo que sí ha cambiado, es una nueva manera, de entender el puzle armado. Que ha sido como un molde, a los vaivenes de un noctámbulo, entre la bruma del futuro, y los retales del pasado. Un duelo a muerte del espíritu, que la razón ya ha ganado, aunque más allá de su tumba, el "poeta" a veces me siga hablando.

Últimas hojas de otoño

Cómo se dejó crecer tanto, la altura de la hierba, en el sendero que era de ambos, y que conectaba nuestras esencias. Incapaz me vi de encontrar, una manera de volver de vuelta, aún creyendo que ya transitarlo, no parecía valerte la pena. Un fragmento de mí mismo, me decía de ingénua manera, que quizá me echabas de menos, mientras me perdía en la maleza. Cayendo en el pozo infinito, de preguntas sin respuesta, deambulando en tantos mundos, que llegué a perder la cuenta. Hasta verme en un parque, de melancolía sempiterna, y farolas de luz débil, que se asoman en la niebla. Un terreno liminal, que representa tu ausencia, y la pérdida de sentir un hogar, desde que lo nuestro, se desvaneciera.

Calma tempestuosa

Aparecen muchas respuestas, sin haber sido buscadas, incluso después de desistir, de llegar quizá a encontrarlas. No son de las que acuden, a una típica llamada, pues tan solo dejan verse, si la hora es la indicada. Cual conjunto de estaciones, que paulatinamente cambian, y la oscura incertidumbre, es vuelta en cálida mañana. Algo nuevo que florece, entre hojas muertas enmarañadas, como retazos de unos recuerdos, junto a la persona adecuada.

Gnosis monocromática

Cualquier tipo de pensamiento, sea o no voluntario, ejerce un poder en la realidad, muchas veces subestimado. Un brío de troquelaje, hacia todo lo experimentado, dependiente de la forma, en que éste sea gestionado. Lo creído como bueno, y lo percibido como malo, recae en el observador, con la aptitud para cambiarlo. Sentir lo blanco sobre negro, y lo negro sobre el blanco, extraer el crudo aprendizaje, que yace en los tonos más grisáceos.

Brújula de otro mundo

Creyó deambular, por espacios liminales, escuchando el ruido blanco, que rumia tras las calles. Las mudas conversaciones, de las almas más errantes, cuyos pasos aunque firmes, no irán a alguna parte. Desde todo lo llovido, sin volver a ver a nadie, ya no es mundo de los vivos, solo sombras fantasmales. Un viejo timón roto, y la llamada irrecusable, de corrientes invisibles, en la nada palpitante.

Et diabolus incarnatus est

Nunca ha sido un secreto, que la semilla de un esclavo, germina con el deseo, de quien pretende dominarnos. El tejer de las mentiras, que nos mantendrán atados, eslabones de cadenas, forjadas con engaños. Un asedio a la consciencia, invisible e indetectado, una fuerza que fulmina, la razón a su paso. Infecta a los sentidos, hasta volverlos alterados, y la mente es secuestrada, por los males más abstractos.

Ángeles de Yaldabaoth

Aquella extensión de arena tan oscura en la que me encontraba llegaba hasta más allá de lo que alcanzaba la vista, mostrándome una playa de proporciones que rayaban el surrealismo. A pesar de que las bravías olas se observaban romper a una larga distancia, una delgada capa de agua que apenas sobrepasaba la planta de los pies cubría toda la superficie a mi alrededor, dándome a entender que la marea llegaba a cubrirlo todo, sin que existiera un mínimo espacio que hubiera estado completamente seco en algún momento. No me encontraba solo, cerca de mí un pequeño grupo de personas practicaba ciertas actividades que se asemejaban a una mezcla entre un entrenamiento físico y un ritual de algún tipo. Todos usábamos un bañador negro, y nuestros cuerpos se encontraban en un estado ideal de tonificación y aspecto, compartiendo una misma tonalidad de piel ligeramente morena. De entre los desconocidos rostros llegué a distinguir algunos que me resultaron familiares, y que relacioné con algunas perso...

Latidos del alma

Buscando la calidez, anidada en la esperanza, el refugio del calor, de los pálpitos del ánima. En cartas de amor, que no fueron enviadas, en un recuerdo de tu piel, al despertar por la mañana. En el reflejo en tus ojos, de una noche estrellada, y cada punto iluminado, una caricia en tu espalda. Un puente a lo inefable, donde no llegan palabras, en dos cuerpos ya desnudos, que juegan bajo una sábana. En las risas y confidencias, alegrías y horas bajas, todo y más en la imaginación, de una mente enamorada.

Divertimento

No tendría sentido, el devenir de la consciencia, si no fuera por vivir, más de una experiencia. Un viaje planeado, tanto de ida como de vuelta, a una obra de teatro, que nunca se estrena. Cual múltiples ensayos, que entre sí se conectan, a los miles de papeles, que los demás interpretan. Hasta que cede el telón, cuando uno menos se lo espera, y en otro lugar y tiempo, otra historia quizá comienza.

Calamus gladio fortior

Dejar de ver principios, que conllevan a un final, es aumentar la perspectiva, de la propia realidad. Todo va formando parte, de un lienzo personal, que entre plumas y pinceles, cuesta a veces perfilar. Al ofrecer diversos huecos, que aún por rellenar, dan espacios potenciales, que se suelen ignorar. Y aunque fallen los colores, o quizá su intensidad, está en parte en nuestra mano, el volverlos a mezclar.

De rutas oníricas y mundos paralelos

Hablar de ciertas cosas en profundidad es entrar en uno de esos tipos de ámbito donde el lenguaje parece resultar insuficiente, ya sea para explicar, describir, transmitir... Ocurre lo mismo con la mayor parte de lo que suelo escribir en este humilde rincón, pequeñas muestras de inspiración que me llegan sin saber muy bien su procedencia. Hace ya alrededor de unos casi nueve años que a raíz de ciertas vivencias personales decidí dejarlo todo atrás, salvo algunas pocas cosas. Quería (necesitaba) ir muy lejos, tanto física como mentalmente, llamado a un peregrinaje en el cual buscar algo sin saber muy el qué ni el dónde. Tardé un tiempo en darme cuenta de que la clave principal de ese impulso estaba basada en romper la carcasa de lo que era yo por aquel entonces, la necesidad de forjarme en alguien diferente, un proceso natural que a todos nos ocurre en la vida pero que en ciertas ocasiones surge una llamada o una circunstancia que potencia y acelera ese proceso. Un camino de transformac...

Aires de anhedonia

A veces me pregunto, a dónde irán los sentimientos, que sin llegar a ser confesados, no tuvieron el momento correcto. Sin las condiciones adecuadas, para que alzaran el vuelo, por culpa de estúpidas tormentas, que no llevaban a buen puerto. Pero cómo ser buen piloto, y un audaz marinero, sin la existencia de turbulencias, y el oleaje de lo que siento. Esa rara y extraña nostalgia, que me hace ir de nuevo, a los días en los que tu compañía, no era un lejano recuerdo.

Cruor innocentia

Se registran generaciones, en una extraña deriva, ya no existe fe ni patria, y se ha disuelto la familia. Se han creado nuevas tribus, que prometen utopías, y cualquier mínima duda, es tratada como herejía. La condena de una especie, cada vez más  compungida , de culturas que se disuelven, en la ignorancia compartida.

Antiguas partituras

Siempre supe, lo que nunca me contaste, me había dado cuenta, de que era reemplazable. Tu entorno me avisó, de que yo no formaba parte, de ese cuadro formado, por tu carnaval andante. De payasos y mentiras, que enseñaban las verdades, de lo falso del escenario, de ser yo para ti alguien.

Hogar lejos del hogar

Es verdad que tuve un sueño, es bien cierto que soñé, como juntos observábamos, un insondable atardecer. Entrelazados por la luz, que se resiste a perecer, atravesando un mar en calma, hasta llegar a nuestra piel. Deshaciendo a su paso, los reflejos del ayer, compartiendo al fin solos, la adquirida madurez. En un silencio agradable, entre quienes quieren ver, a quien a pesar del tiempo, no se ha dejado de querer.

Otros ámbitos, otras voces

Nada cae en el olvido, aunque no pueda recordarse, nada se desvanece del todo, aunque se encuentre perdida la llave. Todo queda a buen recaudo, en alguna no lejana parte, de una mente consciente, detrás de la adecuada clave. Para a su debido tiempo, ordenar ese aprendizaje, de quién ha sabido querer, y quién procuró dañarte. En este ensayo de teatro, de la vida y su gran viaje, entre cuyos actrices y actores, debemos buscar nuestra mejor parte.

Evanescencia

Inescrutable es el camino, de una mente iluminada, por la búsqueda de sí misma, entre visiones inacabadas. Donde cualquiera de las cicatrices, que puedan poblar el alma, envejece mucho más, que las arrugas en la cara. Tan cansado de las sendas, largamente transitadas, que han llevado a encontrar, solo respuestas no buscadas. Transformando el hastío, en la carcasa de un fantasma, que a veces dicen verlo, viajar sin rumbo de madrugada.    

Lucidez emocional

Mientras suenan las canciones, que tanto nos gustan, voy trazando las caricias, en tu espalda desnuda. Desviándome en el borde, que rodea tu cintura, hacia Venus y su monte, donde pierdo la cordura. Entretanto una escalada, ha partido en la búsqueda, del paisaje en tu pecho, donde gano la locura. Pero te echas a reír al darme cuenta sin premura, que sentada entre mis piernas, ya me exploras con soltura.

De cartas no enviadas

Son tantas las cosas, que faltaron por decirnos, tan intenso ese deseo, de pasar noches contigo. No sin antes volverme, de Nicte un buen amigo, al retrasar el amanecer, a cada paso en tus sentidos. Y decirte suavemente, al asomarme en tus oídos, como nada importa, si tú estás conmigo.

Alteraciones psicosomáticas

Más allá de expresar palabras, que sean agradables al ser oídas, más allá de escribir frases, que resulten bellas al ser leídas. Ha buscado ordenar la maleta, de sentimientos y empatía, rellenada en ese viaje, que solemos llamar vida. Entre el amor y el desamor, la imaginación y la alegoría, en el umbral de la penumbra, del dolor y la despedida. Todo lo que ha intentado, sustraer su valentía, al (no) volverle más fuerte, de lo que quizá él se creía.

Rutas liminales

Acaso no son las decisiones, como semáforos en ámbar, donde a veces se decide cruzar, o bien cambiar a otra parada. Hace mucho que las carreteras, se han vuelto solitarias, tan frías como venas, de sangre congelada. No hay tránsito en las vías, y las sombras se alargan, al pisar fuerte el pedal, bajo ventanas apagadas. En ese asfalto cual abismo, cuya oscuridad me abraza, al recordar esos lugares, donde nuestras voces hablaban.

Carretera de verano

No ha pasado una primavera, que la sangre no me altere, al conocer esa belleza, en tus ojos tan alegres. De cualquiera de esos días, cuando conseguías verme, y cómo no disimulaba, el sonreír tan solo al verte. Un preludio del contacto, tras el beso en tu frente, que inflamaba en nuestro pecho, una llama transparente. La culpable de adentrarnos, en lo inefable y trascendente, que atrayendo nuestros labios, nos volvía efervescentes.

Descendientes de la dualidad

Cada uno de nosotros, tiene bosques en la mente, que no han sido explorados, por la parte más consciente. Inabarcables en tamaño, cuyos límites se extienden, en las sombras y los claros, que están vivos y latentes. A partir de lo sembrado, entre raíces que trascienden, emociones del pasado, y de múltiples presentes. Sin llegar a percatarnos, que el mañana pertenece, a lo que oculto entre los árboles, sabe fingir que solo duerme.

Las raíces del miedo

Aquella habitación me tenía sumergido entre sombras y penumbras, mientras una débil, cálida y palpitante luz cerca de mí me permitía luchar a duras penas, tijera en mano, por verme y recortarme un poco la barba frente a un pequeño espejo, que parcialmente roto y fragmentado, parecía mostrar versiones ligeramente diferentes de mi rostro en cada una de las partes en las que se había dividido. Un extraño sonido repentino que vino desde mi derecha hizo ponerme en alerta, y dije en un tono calmado y firme: «Vigilad la entrada». No me encontraba solo. Dos haces de luz provenientes de linternas fueron enfocados al instante hacia donde había provenido el ruido, mostrando una pared de azulejos blancos que no se encontraba demasiado lejos. Hacia la derecha de la misma, fuera del campo de visión de los que estábamos presentes, se encontraba el hueco de la puerta. Sabíamos, por alguna razón, que algo desconocido se nos podía echar encima en cualquier momento, algo ante lo que solo cabía una respue...

Memoria sintética

Qué peor nostalgia, que extrañar esos momentos, compartidos con alguien, que en realidad no sucedieron. Las caricias que pendientes, llevan besos en el viento, las miradas que sin rumbo, llegan náufragas al cielo. Poco es pues lo que ha cambiado, porque sigue aún lloviendo, entre los muros de cristal, que han dado forma a los reflejos. Que dibujan un abrazo,  traspasando el mismo tiempo, de quienes creyeron haberse perdido, y hablan de hacer lo que pudo haber sido.

Tiempo de trincheras

Creíamos ser racionales, pero la razón brilla por su ausencia, se ha culpado a las religiones, pero se han creado otras nuevas. Infectando con la idolatría, que alimenta a cada profeta, cuya prohibida autocrítica, siembra el germen de una secta. Anulada es la empatía, fagocitada por la decadencia, y el asesinato de los valores, por la corrupción de quienes lideran. Involución preprogramada, al disolver el entendimiento, sociedad polarizada, donde lo humano es un viejo cuento.

Algoritmo bioquímico

En algún lugar de diciembre, fui encontrando las emociones, que desde enero hasta noviembre, me han ido mostrado los rincones. Donde siguen en mi mente, asomadas en balcones, de las calles adyacentes, a antiguas ilusiones. Una noche permanente, entre quiméricos colores, de ventanas que no duermen, por lo que solo ellas conocen. Tantas vidas que suceden, recordándome en ocasiones, un amor siempre vigente, que nada lo corrompe.

Mar de un solo faro

Te hallo en el murmullo, de un tráfico distante, en la alegría de los niños, distraídos en los parques.   En los trozos de un otoño, que han caído de los árboles, en voces de un verano, que transitan ciertas calles. En el continuo rugido, de un calmado oleaje, en las notas de un viento, de providencias musicales. Esa misma melodía, que habla solo de añorarte, induciéndome a ese sueño, donde vuelvo a reencontrarte. Aún sin percibir tu forma, al sentirte en tierra y aire, no has dejado de ser tú, quien para mí está en todas partes.

Demonio de la displicencia

Vio en la tinta derramada, los mensajes nunca escritos, de palabras extraviadas, que no hallaron su destino. Una voz amordazada, incapaz de haberle dicho, cualquier cosa que pensada, conllevara algún sentido. Una mente fragmentada, desde un corazón herido, al sentirse abandonado, por quien tanto hubo querido.

Roturas insoslayables

Suele decirse que la vida, está formada por etapas, pues aquello que comienza, de alguna forma siempre acaba. Cercenado por el tiempo, de translúcida guadaña, inexorable a su firme paso, de cuyo filo nada escapa. Pero el fruto corrompido, de semillas malsanadas, moldeó tanto al hombre, que acabó esculpiendo el alma. Al saber que no existe cura, para todo lo que halla, pues aún duele el olvido, donde no creció un mañana.

Apocatástasis

Buscó el significado, de volverse invencible, bajo el único firmamento, de camino impredecible. Un santo de la espada, destinado a convertirse, no por todos esos duelos, que ganó a los imbatibles. Sino por un sabio monje, que enseñó cómo ser libre, y el amor a una mujer, llegado a dar por imposible. Que le harían aprender, a escuchar a lo inaudible, que le harían cultivarse, observando lo invisible.

Postal desde ninguna parte

Qué incorpórea huella, sería la que dejaste, al ser tantas las ocasiones, en las que sigo pensándote. Un ruido de color blanco, en la soledad reinante, que me hizo olvidar, el cómo estar con alguien. Tan propio de una playa, sin un mar al que asomarse, de un desierto congelado, donde nada crece o nace. Una tan baldía tierra, cuyo sol al traicionarme, absorvió toda la luz, que solo a ti yo quise darte.

Sinestesia inflamable

Aprendí a observar el mundo, en un pequeño lunar de arena, parapetado en las ventanas, que se abren si despiertas. Descubriéndome admirando, ese paisaje en mi consciencia, cuyos valles de tu cuerpo, forman montes que me alteran. Confirmando tu sonrisa, que me ves sin darme cuenta, ese lobo que al acecho, deseas tanto que aparezca. Para cubrirte con garras, de caricias casi eternas, que descubran la leona, que me volverá en la presa.

Pugna non perfecta est

Aferrado a la cálida, sensación de la esperanza, subyacente en la forma, que regenta el alma humana. Al andar por la vereda, ténuemente iluminada, por los silenciosos pasos, de la más pura nostalgia. Que en mis oidos suena, a una tarde que no acaba, pues la noche nunca llega, y medio sol jamás se marcha. Conjurándose así entonces, esa inusitada magia, cuando el día y las estrellas, se coinciden y se hablan. De tormentas de emociones, venideras y pasadas, que yo he ido escuchando, y transcribiendo en mis palabras.

In omnia paratus

A través de senderos agrestes, y las trochas de la experiencia, fue sembrando de melancolía, las planicies de la primavera. De laberintos desafientes, surgidos de la mala hierba, que parió un retorcido bosque, visto solo en luna llena. Aunque aún en las canciones, moradoras de tabernas, dicen que acabó segado, por la pluma de un poeta. De quien aprendió allí, que lo feliz de su tristeza, fue otra parte del camino, para descubrir su fuerza.

Tristeza del viajero constante

Como un navío encallado, en los arrecifes del destino, me fundí en el aprendizaje, que pudimos haber vivido. Tan disuelto en los recuerdos, que debimos haber tenido, en tu olor posado en mi ropa, tras pasar noches contigo. Cual cartógrafo de madrugada, vi las calles donde estuvimos, junto a esos momentos a solas, en los que habríamos conocido. El sembrar en nuestras mentes, las semillas de algo bonito, ese jardín donde encontrarnos, tan ajenos al olvido.

Ex nihilo nihil fit

Qué es el transcurrir de los años, sino un parpadeo de divinidad, qué es la materia y el espacio, sino una ilusión hecha realidad. En la que todo son vibraciones, en una escala de intensidad, tanto para lo que ya existe, como ha existido y existirá. Siendo la propia razón de la vida, cual partitura musical, que va viajando entre dos silencios, para extinguirse y volver a sonar.

Consciencia de un fantasma

Decidió salir a dar un paseo bajo una extraña noche donde la oscuridad era tan espesa que deboraba toda fuente de luz más allá de unos escasos metros, mientras que el pequeño espacio a su alrededor permanecía sumergido en una débil luminiscencia de tonalidades cálidas, como si le acompañara un invisible candil. Echó un vistazo, uno de tantos, a la pantalla de su móvil, con el anhelo de ver la notificación de un mensaje esperado que no llegaba, un destello de contacto de alguien que ya no estaba. Sus pasos le llevaron hasta una superficie de piedra de no demasiada anchura, a modo de banco, que sobresalía de un muro enorme. Su longitud, a pesar de la limitada visibilidad, transmitía tender al infinito. Mientras se sentaba en él echó un último vistazo a la brillante y azulada pantalla del pequeño dispositivo, que no volvió a mostrar ningún tipo de aviso, para ser guardado a continuación en el bolsillo derecho de su pantalón. Muy cerca habían tres personas de las cuales no se habría percat...

Cuando el cielo dejó de ser azul

He andado en solitario, por donde solíamos vernos, y visité el mismo banco, donde nos dimos el primer beso. Sentí aquella fina lluvia, que abrazó aquel ensueño, donde éramos los únicos, en no ponerse a cubierto. A través del amplio parque, convertido en solo nuestro, de caminos que han guardado, esos oníricos paseos. Conductores de una brisa, que ha mostrado cada gesto, dedicado entre tú y yo, en el más feliz de los silencios. Agarrados de la mano, al empaparnos por completo, no nos importaba nada, salvo compartir el tiempo.

Testigo de lo inescrutable

Luchar contra el destino, es como ir contra corriente, del más bravo de los ríos, de inalcanzable fuente. Creadora de los hilos, que de forma muy paciente, se despliegan sin aviso, mientras los ángeles tejen. Salvo por los elegidos, que despiertan en su mente, ese libre albedrío, que en todos es latente. Aunque nunca es comprendido, pues no es como se cree, al ser solo uno el camino, en el amor que no perece.

La noche del cuervo

Salvaje es la música que de repente surca el aire otoñal, aquella que de entre los callejones más oscuros se comienza sutilmente a escuchar. Pero a todos los oidos no llega por igual, pues son solo unos pocos los que descifran su verdad, una que desde antaño quiso ser olvidada por su ominosa realidad, allí donde el corazón de los inocentes dejó un día de palpitar, empujados por lo que emanó de un gran dolor sin reparar. Un espíritu fragmentado que se asoma desde el más allá, poseedor de muchos nombres que nadie es capaz de pronunciar, siendo almas marchitadas las que lo hicieron despertar, con  una intensa llamada al abismo que éste logró escuchar. Bajo el rostro de un fantasma y ojos propios de un animal que deja ahora sus huellas en asfalto y tierra como testigos de la causalidad, de quien recién atraviesa la puerta que solo a los muertos se les permite cruzar, trayendo consigo la venganza de una cicratiz que nunca logró sanar.

Nauta

A veces se manifiesta una realidad tan vívida, o incluso más, que la experimentada en la vigilia cuando esa chispa de la lucidez se dispara durante un sueño. En una de esas ocasiones recuerdo encontrarme en un paseo nocturno a través de un parque, en solitario, bajo una copiosa lluvia. Incrédulo por lo real que parecía todo, me acerqué a un pequeño muro sobre el cual veía las gotas impactar en diminutos charcos entre reflejos de oscuridad y ciertos tonos verdosos, propios de la ténue iluminación que caía sobre las hojas de los árboles, proporcionada por unas farolas algo distantes. Bajo la transparencia del líquido, la textura grisácea e irregular del cemento se presentaba como un paisaje rocoso de montañas y valles observado desde las alturas, mostrando cada centímetro particularidades únicas allí donde mirase. Uno podría llegar a preguntarse, y de hecho lo hice en su momento, si ese parque ya existía antes de que mi consciencia paseara por él, como si contemplara la posibilidad de vi...

Como hemos cambiado

Qué sencilla puede ser la vida, y qué complicada la volvemos, con los muros y laberintos, levantados por nuestro ego. Y cuando al transitar por ella, comenzamos a comprendernos, llega el instante de apearse, para cruzar un fino velo. El que envuelve este teatro, del cual somos sin saberlo, los actores que sin descanso, ensayan una obra sin estreno. Es acaso este sin sentido, la creación de un arquitecto, que proyecta las lecciones, de un incognoscible maestro.

Aquel secreto a voces

Llamado por lo especial, que a ti te hace tan diferente, atraído por el más allá, de la superficie de tu mente. Fascinado por tu mundo, de un espacio sugerente, donde brillan inquietudes, de respuestas no evidentes. Sobre un lienzo compartido, y nuestros cuerpos por pinceles, que intercambian esa magia, de ser tú y yo conscientes. De sentir que nos buscábamos, entre el resto de la gente, como dos almas gemelas, que han llorado su mitad ausente.   En las noches imaginarias, que se volvieron recurrentes, de un amor que no murió, desde aquel beso en tu frente.

Eterna saudade*

Ya no estás para construir un abrazo, cuando caigo al vacío de la soledad, y me arrastran las sombras del ayer, hacia un mar de melancolía. Me siento a esperar un mañana, un efímero instante de futuro desmigajado, que el tiempo lanza para alimentar, un sueño roto que intentó volar. Ya todas las palabras están mudas, en la historia de mi mente, y vagan por las hojas mendigando, el aliento de tus labios. Ya no quedan caricias tibias en las manos, ni susurros en una voz que murió, gritando la tristeza contenida, que tanto tiempo se guardó. Ya tan solo queda el recuerdo, de lunas desdibujadas en sueños, de heridas sin curar, por la nostalgia de unas manos al caer. *«Saudade es un vocablo de difícil definición, incorporado al español del portugués saudade, que expresa un sentimiento afectivo primario, próximo a la melancolía, estimulado por la distancia temporal o espacial a algo amado y que implica el deseo de resolver esa distancia.» **Anotaciones: Buceando entre carpetas de documentos en...

Crónicas de Aodren: Calma tempestuosa

Debieron pasar años hasta sentir que las heridas de su mente y las mareas de sus pensamientos se hubieran por fin calmado, al menos hasta el punto de no verse arrastrado a una espiral de autodestrucción que no le era del todo desconocida. Durante ese tiempo no acudieron, para su sorpresa, amenazas relacionadas con los peligros enfrentados en ese pasado que no dejaba de parecer cercano por mucho que se cedieran el testigo los solsticios, más allá de los demonios que le vigilaban desde su propio interior. Aodren se encerró en sí mismo decidido a reformar tanto su cuerpo como su alma, tarea que no le sería posible llevar a cabo sin la ayuda de Ceneo. Le unía una profunda amistad desde una temprana juventud, y no había dejado de considerarle como el mejor guerrero en pisar el continente de Anaria, guardián de un conocimiento aprendido durante uno de sus éxodos en las lejanas montañas del norte, donde sobreviviendo entre bestias y paisajes inclementes conoció a una tribu de monjes guerreros...

Crónicas de Aodren: Nunca invierno

Su nacimiento fue recibido como un milagro en aquel ignoto lugar, visto por sus propios pobladores como olvidado y maldito por sus divinidades, donde desde hacía largo tiempo toda mujer embarazada compartía el destino de perder el fruto de su vientre, dando a luz a criaturas sin vida. El día en el que sus inocentes ojos se abrieron y contemplaron la luz del sol por primera vez, junto a los rostros de extraños que acudían a presenciar lo que creyeron imposible, marcó el transcurso de un agradable otoño que se alargó por aquellas tierras como nunca antes lo había hecho, hasta dar finalmente paso a una primavera que retomó solo una parte del ciclo natural de las estaciones, pues el invierno no volvió a hacer acto de presencia, siendo su lugar ocupado por una combinación, no siempre equilibrada, de las ya antes mencionadas. Esa sería la razón por la que a aquella niña le fue otorgado el segundo nombre de Neverwinter. •  Consultar la cronología de las crónicas   • A pesar de ser u...