Su grito clamará hacia el cielo,
bajo las nubes vestidas de espanto,
sobre los ángeles de amargo lamento,
y cada demonio vil derrotado.
Constructor de ese mismo puente,
hecho de piedras del pecado,
que los no vivos cruzarán,
desde el espejo su otro lado.
Junto a las hijas de la muerte,
cuyo amor será brindado,
susurrarán nombres de reyes,
que colgará de su lúcida mano.
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