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Alma de lobo


 Aullando en la noche me encuentro,
con el caparazón de mi pecho abierto,
siendo puro amor y pensamiento,
pues ahora comprendo mis sentimientos.

Mi negro pelaje azabache,
mecido por el frío viento,
dejan ver mis ojos brillantes,
es la mirada del lobo errante.
 
Con lejano horizonte por delante,
ahora da comienzo mi viaje,
concédeme compañero del viento,
tu capacidad de aliento.
 
 Sin perder mi rumbo como guerrero,
y mi misión como hombre,
para abrir de nuevo mi pecho,
para aprender a volver a amar de nuevo.
 
Eres tú mi espíritu de lobo,
el que hará vencer mis miedos
 el que templará mi coraje,
para enfrentar todos los retos.

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