Ir al contenido principal

Caída sin retorno

Me veía paseando dentro de un edificio. Parecía ser mediodía por la tremenda luz que entraba a través de los grandes ventanales que estaban sobre mí, era la última planta. Muchas personas iban yendo de aquí para allá con una prisa inusitada, atareados, llevando consigo objetos como maletines y carpetas. Todos, al igual que yo, llevaban traje. 

El edificio era realmente moderno (pude distinguir varias plantas por debajo conectadas por escaleras mecánicas), parecía formar parte de una gran empresa o alguna organización importante, en la cual yo ostentaba un alto cargo. Según caminaba veía como muchos intentaban pararme para hablar conmigo, queriéndome decir cosas que yo no consideraba importantes mientras seguía caminando con paso firme y un aire de superioridad que no es propio de mi.

Me empecé a sentir cada vez más agobiado, cada vez más gente a mi alrededor, hasta que sin saber por qué, decidí que lo que tenía que decirme uno de ellos sí era importante, y preferí hablar con esa persona a solas. Le hice señales para que me siguiera y fui entrando en unos pasillos sin saber exáctamente cómo había llegado a ellos. Las paredes ahí tenían un diseño mucho más clásico, como de época, distinguí incluso algunos candelabros alumbrando algunas secciones. Para mi sorpresa estos pasillos empezaron a cambiar mientras caminaba a través de ellos. Iban apareciendo pasillos nuevos de la nada, a través de las paredes, como si estuviera uno dentro de otro, y yo con naturalidad, como si pensara que aquello era completamente normal, iba entrando en ellos, uno detrás de otro.

Todas las personas que me habían estado siguiendo las iba dejando más y más atrás cada vez que entraba en más y más pasillos, menos la persona a la cual había elegido para que me siguiera. Pero empiezo a sentirme perdido y desorientado, a no estar seguro por dónde estoy yendo... los pasillos cada vez aparecen más rápido delante de mí, dejando atrás a la persona que me seguía. Notaba como apenas me movía, era como si los pasillos hubieran empezado a moverse hacia mí y en vez de andarlos, ellos iban pasando por donde estaba yo, ocurriendo todo cada vez a una velocidad mucho mayor. Me había quedado completamente solo.

El suelo empezó a formar una pendiente, y de repente al final del pasillo en el que estaba apareció una puerta de resplancediente luz, como si al otro lado hubiera un foco enorme encendido. Caí en ella atravesándola sin remedio alguno para verme luego cayendo en un pozo enorme sin fondo completamente oscuro. El miedo se apoderó de mí y una sensación enorme de soledad empezó a ahogarme... perdido en la nada.

Después de un rato de larga caída aterricé en lo que parecía en un montón de colchones viejos amontonados unos encima de otros de forma completamente caótica, los cuales podía ver a pesar de la oscuridad que me rodeaba. Llegué a alzar la mirada y vi a lo lejos la pequeña abertura brillante (la cual tenía mucha menos intensidad que antes) por la que había caído. 

Lo último que recuerdo es gritar hacia esa luz, pidiendo ayuda, e intentando incorporarme encima de los colchones, algo que era casi imposible y me hacía hundirme poco a poco en ellos.

Comentarios