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De rutas oníricas y mundos paralelos

Hablar de ciertas cosas en profundidad es entrar en uno de esos tipos de ámbito donde el lenguaje parece resultar insuficiente, ya sea para explicar, describir, transmitir... Ocurre lo mismo con la mayor parte de lo que suelo escribir en este humilde rincón, pequeñas muestras de inspiración que me llegan sin saber muy bien su procedencia.

Hace ya alrededor de unos casi nueve años que a raíz de ciertas vivencias personales decidí dejarlo todo atrás, salvo algunas pocas cosas. Quería (necesitaba) ir muy lejos, tanto física como mentalmente, llamado a un peregrinaje en el cual buscar algo sin saber muy el qué ni el dónde. Tardé un tiempo en darme cuenta de que la clave principal de ese impulso estaba basada en romper la carcasa de lo que era yo por aquel entonces, la necesidad de forjarme en alguien diferente, un proceso natural que a todos nos ocurre en la vida pero que en ciertas ocasiones surge una llamada o una circunstancia que potencia y acelera ese proceso. Un camino de transformación sin principio ni final en el que se sigue siendo uno mismo, pero al mismo tiempo, alguien completamente diferente.

A partir del comienzo de esa etapa de éxodo tanto físico como mental (mucho más de esto último), llegó a aparecer un tipo de sueño recurrente que aunque no volviera a repetirse en semanas o meses, terminaba volviendo a aparecer. Siempre era distinto en todo su conjunto de detalles, escenas y vivencias, pero la temática central permanecía, encontrándome de ruta muy lejos de casa descubriendo paisajes, ciudades y personas de diversa índole hasta que en un momento dado me urge la vuelta a casa, y soy incapaz de encontrar o recordar el camino, viéndome solo y perdido en un espacio completamente desconocido. El desasosiego va paulatinamente en aumento mientras deambulo sin rumbo hasta que logro despertar.

Anoche el mismo tipo de sueño volvió a repetirse (la última vez sería hace un mes aproximadamente) y todo indicaba que seguiría el mismo patrón. Exploraba ciertos lugares entre la curiosidad y el asombro hasta que decidí que era hora de volver, y la pesadilla se iba desplegando de nuevo como una carta que es abierta lentamente, una carta cuyo contenido sabes que es terrible y lo último que se desea es leerla. Incapaz de reconocer los nombres en los carteles de los desvíos, la neblina en la memoria sobre cómo había llegado allí, calles sin salida y caminos hacia entornos cada vez más extraños y laberínticos... Pero esta vez, de repente, algo cambió. Logré ubicarme, y poco a poco ir identificando ciertos detalles a mi alrededor hasta dar con la ruta de vuelta a casa dentro de la extrañeza de lo onírico, porque llegaban a resultarme conocidas las zonas por las que me iba dirigiendo a pesar de ser paisajes y edificios que nunca había visto, pero que mi "yo onírico" parecía que sí. Incluso al llegar y entrar en casa, ésta era totalmente diferente, así como la calle, el barrio, y desde luego aquel extraño ascensor que tuve que usar, situado en el exterior del edificio y con paredes de cristal. Todo era muy diferente, pero al mismo tiempo todo me transmitía cierta familiaridad, como si estuviera usurpando en ese sueño el cuerpo de "otro yo" en un universo alternativo.

¿No es esta experiencia similar al concepto que he mencionado cerca del inicio?, ese proceso en el cual cambiamos y nos convertimos en alguien diferente, pero al mismo tiempo, no dejamos de ser quienes somos.

Para finalizar, como pequeño toque adicional de extrañeza, llevaba un conjunto de llaves en mi bolsillo que no me resultó necesario usar, puesto que cuando llegué ya había una llave colocada tanto en el portal como en la puerta de casa que coincidían perfectamente con las que ya tenía (algo que me molesté en comprobar observando detenidamente las piezas). Es algo que carece de sentido, lo primero que pensé es que cualquiera podría haber entrado en cualquier momento, pero parecían estar solo disponibles para ser giradas por mí, ¿quién y por qué las colocaría si ya llevaba las mías propias encima?

Aún tengo cosas por analizar, aunque dudo que obtenga muchas más respuestas, pero sea como fuere me quedo con lo fundamental, lo sorprendente de como después de tantos años encontré un camino de vuelta.

Sin embargo sé que los tránsitos continuarán, en un plano o en otro, y tarde o temprano será inevitable el que toque perderme de nuevo. Pero tengo la sensación de que llegará un momento en el que no será suficiente con despertarme para que esa sensación desaparezca. Aunque ahora que lo pienso, quizá no lo haya hecho nunca.


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