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Hogar lejos del hogar

Es verdad que tuve un sueño,
es bien cierto que soñé,
como juntos observábamos,
un insondable atardecer.

Entrelazados por la luz,
que se resiste a perecer,
atravesando un mar en calma,
hasta llegar a nuestra piel.

Deshaciendo a su paso,
los reflejos del ayer,
compartiendo al fin solos,
la adquirida madurez.

En un silencio agradable,
entre quienes quieren ver,
a quien a pesar del tiempo,
no se ha dejado de querer.


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