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Postal desde ninguna parte

Qué incorpórea huella,
sería la que dejaste,
al ser tantas las ocasiones,
en las que sigo pensándote.

Un ruido de color blanco,
en la soledad reinante,
que me hizo olvidar,
el cómo estar con alguien.

Tan propio de una playa,
sin un mar al que asomarse,
de un desierto congelado,
donde nada crece o nace.

Una tan baldía tierra,
cuyo sol al traicionarme,
absorvió toda la luz,
que solo a ti yo quise darte.

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