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Sinestesia inflamable

Aprendí a observar el mundo,
en un pequeño lunar de arena,
parapetado en las ventanas,
que se abren si despiertas.

Descubriéndome admirando,
ese paisaje en mi consciencia,
cuyos valles de tu cuerpo,
forman montes que me alteran.

Confirmando tu sonrisa,
que me ves sin darme cuenta,
ese lobo que al acecho,
deseas tanto que aparezca.

Para cubrirte con garras,
de caricias casi eternas,
que descubran la leona,
que me volverá en la presa.

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