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Mareas de otro mundo

Sintió el no quedar nadie,
a quien abrirle ya su puerta,
en la intención de marcharse,
que doblega su resiliencia.

Quiere ir a donde naves,
jamás vuelven a ver tierra,
y fantasmas de otras edades,
se aparecen en las laderas.

Cuando es siempre tan tarde,
para el faro que alienta,
con la luz que imparte,
pero que nunca jamás llega.

Nada pasa lo impenetrable,
ese miedo de espesa niebla,
que acechando a cada habitante,
corre ahora por sus venas.

Más antiguo que los mares,
y que muchas de las estrellas,
desde un origen que nace,
de un dios de mente enferma.

Un horror tan inefable,
que vomita extrañas bestias,
pesadillas que se hacen reales,
para cada alma despierta.

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