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Mostrando entradas de 2016

Autumnus nocte

Hace mucho que perdí la cuenta, de las ocasiones que he sentido verte, sin estar en absoluto dormido, sin importar desde donde me encuentre. En las luces de paseos nocturnos, o en el mar en cuanto amanece, en estos días que se vuelven nublados, y en el cielo de otoño que se oscurece. Mientras en cada una de las hojas, que caen de los árboles sin cese, me imagino a la lluvia formando, recuerdos que contigo quedaron pendientes. Como cada uno de los apasionados besos, que solo a tu boca le conciernen, y cada una de las caricias, que a nuestros cuerpos pertenecen. Mientras cada estación a su manera, hace que el amor a mi me recuerde, que solo tú eres la única, que en mi sentir está por siempre.

El viaje más largo

Días extraños, escribí hace un tiempo. Ese tiempo que camina inexorable en una sola dirección a velocidades cambiantes. Tiempos extraños, tiempos en busca de un autoconocimiento y un sentido de la existencia escurridizos, como un camino enormemente accidentado bajo unos pies cansados que se detienen de vez en cuando para intentar recuperarse antes de continuar la marcha. ¿Pero es ese camino realmente así, o es algo moldeado por la mente? ¿A dónde lleva? Son ya un buen puñado de años, desde muy niño, leyendo y estudiando con avidez todo cuanto captase mi interés y me aportara conocimiento. Todo comenzó con la mitología, de la cual siempre recordaré intensamente como si fuera ayer esos primeros instantes maravillado por las páginas de aquel gran y pesado libro (que aún conservo), de noche, bajo una suave luz anaranjada en el salón principal de la que era mi casa por aquel entonces (de cierta antigüedad, de esas que transmiten cierto aire de misterio en cuanto cae el sol), que narrab

Playas de mi mente

Dichosos habrán sido los ojos, que a ti hayan conseguido verte, dichosos también los oídos, que tu voz puedan tener presente. Afortunado el aire que corre, y tu cabello con suavidad mece, afortunados el sol y la luna, cuando su luz sobre tu piel se ciernen. Mientras las calles de la lujuria, hablen entre ellas y se cuenten, que por aquí pasearon dos amantes, durante sus sueños más fervientes. Pues como las olas que sin descanso, buscan la arena que tengo enfrente, por mucho que pase el tiempo, no dejaré de buscarte entre la gente.

Crónicas de Aodren: La Torre del Silencio

El sonido del trote del caballo unido al de los cascos pisando hierbas algo secas junto a pequeñas piedras diseminadas por el camino le calmaban, por fin tenía un instante de descanso mientras el amanecer se abría paso suavemente entre las hojas de los árboles desde el lado izquierdo de la ruta. •  Consultar la cronología de las crónicas   • La lluvia hacía rato que había cesado, y diminutos y hermosos destellos de luz salían de entre las ramas debido al reflejo de gotas de agua que, perezosas, aún se resistían a emprender el viaje hacia la húmeda tierra. El fresco aire y el olor a campo siendo alimentado por el líquido de la vida impregnaba sus pulmones y sus sentidos, cerrando los ojos durante unos instantes y dejándose llevar por un estado meditativo de cierta paz. Un tiempo en el que su mente alcanzó de forma intermitente pensamientos en blanco que eran interrumpidos por diversas cavilaciones que ascendían a su consciencia como troncos imposibles de hundir en mar abierto. T

Vientos de verano

Tras esta ventana, escucho ahora rugir el viento, que en esta madrugada, arrastra muchos de los sueños. De cada una de las personas, que ya andan durmiendo, mientras intento alcanzar, alguno tuyo entre ellos. Pues ya no deseo dormir, he preferido quedar despierto, para pensar en las razones, de quererte como te quiero. En la pasión que nunca acabó, de acariciar y oler tu pelo, de susurrarnos nuestros nombres, y nadar en nuestros cuerpos. Pues mi más sufrida pena, es echarte tanto de menos, durante todos esos días, que consigo permanecer cuerdo.

Luces de medianoche

Sin importar el rumbo, sin importar el destino. Se difumina el camino, y las luces se convierten en lo único visible desde la periferia de la visión. Pasan a toda velocidad mientras el viento golpea con fuerza como si intentara detener ese instante, hasta que se da cuenta de que no puede y parece rendirse, convirtiéndose en el único compañero de viaje. El cuerpo comienza a revolucionarse, la mente queda en blanco durante un estado casi de trance, y se intenta ir cada vez un poco más rápido. Todo lo que se mueve alrededor se convierte en vagas sombras, como recuerdos mal recordados, trozos de memoria mal encajados, piezas de puzzles en un cajón olvidado que nunca fueron completados. Y se va un poco más rápido, el corazón parece incluso dejar de latir durante un rato, solo se siente a la adrenalina al cuerpo inundando. El viento susurra "ten cuidado, la próxima curva podría llevarte al otro lado". ¿A qué otro lado?, le pregunto, pero se mantiene callado. U

Crónicas de Aodren: Cacería de la Luna Negra (II)

Las anaranjadas luminarias ofrecían con su danza cierta calidez tanto física como emocional, extendiendo la falsa ilusión alrededor del pequeño grupo de casas de la existencia de cierta protección ante las sombras que caminan en la noche. La misma falsa ilusión con la que los niños se arroparon bajo las sábanas en sus camas, la misma con la que padres y madres comprobaron puertas y ventanas antes de dormir. •  Consultar la cronología de las crónicas   • Todos acabaron durmiendo tranquilos siendo visitados por agradables sueños. Todos excepto los que se encontraban en un destartalado edificio cuyas luces permanecieron encendidas, donde extrañas y desconocidas voces conspiraban a través de rostros encapuchados entre mesas sucias y marcadas de restos de comida y bebida.  No fueron las antorchas, ni las sábanas, ni las puertas ni ventanas las que se interpusieron ante el horror indescriptible. En el interior del no muy lejano bosque, tras densas capas de una niebla sobrenatural,

Escarcha ardiente

No lo evita y piensa en lo que pudo haber sido, bajo esta noche con luna de lágrimas blancas, creando luceros de estrellas que nunca han nacido, sobre un mar de mudas y rotas palabras. Que giran sobre un mundo de cosas que se han ido, creando sombras que continuamente le abrazan, y le recuerdan lo que nunca debió haberse torcido, dejando para siempre surcos de su sangre helada. Fluyendo por los valles de un pueblo maldito, congelando las ya frías cicatrices de su alma, así como la armadura que cubre el vacío, que mora en él dondequiera que vaya.