A veces me pregunto, a dónde irán los sentimientos, que sin llegar a ser confesados, no tuvieron el momento correcto. Sin las condiciones adecuadas, para que alzaran el vuelo, por culpa de estúpidas tormentas, que no llevaban a buen puerto. Pero cómo ser buen piloto, y un audaz marinero, sin la existencia de turbulencias, y el oleaje de lo que siento. Esa rara y extraña nostalgia, que me hace ir de nuevo, a los días en los que tu compañía, no era un lejano recuerdo.
Se registran generaciones, en una extraña deriva, ya no existe fe ni patria, y se ha disuelto la familia. Se han creado nuevas tribus, que prometen utopías, y cualquier mínima duda, es tratada como herejía. La condena de una especie, cada vez más compungida , de culturas que se disuelven, en la ignorancia compartida.