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Anhedonia

A veces me pregunto, a dónde irán los sentimientos, que sin llegar a ser confesados, no tuvieron el momento correcto. Sin las condiciones adecuadas, para que alzaran el vuelo, por culpa de estúpidas tormentas, que no llevaban a buen puerto. Pero cómo ser buen piloto, y un audaz marinero, sin la existencia de turbulencias, y el oleaje de lo que siento. Esa rara y extraña nostalgia, que me hace ir de nuevo, a los días en los que tu compañía, no era un lejano recuerdo.
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Cruor innocentia

Se registran generaciones, en una extraña deriva, ya no existe fe ni patria, y se ha disuelto la familia. Se han creado nuevas tribus, que prometen utopías, y cualquier mínima duda, es tratada como herejía. La condena de una especie, cada vez más  compungida , de culturas que se disuelven, en la ignorancia compartida.

Antiguas partituras

Siempre supe, lo que nunca me contaste, me había dado cuenta, de que era reemplazable. Tu entorno me avisó, de que yo no formaba parte, de ese cuadro formado, por tu carnaval andante. De payasos y mentiras, que enseñaban las verdades, de lo falso del escenario, de ser yo para ti alguien.

Hogar lejos del hogar

Es verdad que tuve un sueño, es bien cierto que soñé, como juntos observábamos, un insondable atardecer. Entrelazados por la luz, que se resiste a perecer, atravesando un mar en calma, hasta llegar a nuestra piel. Deshaciendo a su paso, los reflejos del ayer, compartiendo al fin solos, la adquirida madurez. En un silencio agradable, entre quienes quieren ver, a quien a pesar del tiempo, no se ha dejado de querer.

Otros ámbitos, otras voces

Nada cae en el olvido, aunque no pueda recordarse, nada se desvanece del todo, aunque se encuentre perdida la llave. Todo queda a buen recaudo, en alguna no lejana parte, de una mente consciente, detrás de la adecuada clave. Para a su debido tiempo, ordenar ese aprendizaje, de quién ha sabido querer, y quién procuró dañarte. En este ensayo de teatro, de la vida y su gran viaje, entre cuyos actrices y actores, debemos buscar nuestra mejor parte.

Evanescencia

Inescrutable es el camino, de una mente iluminada, por la búsqueda de sí misma, entre visiones inacabadas. Donde cualquiera de las cicatrices, que puedan poblar el alma, envejece mucho más, que las arrugas en la cara. Tan cansado de las sendas, largamente transitadas, que han llevado a encontrar, solo respuestas no buscadas. Transformando el hastío, en la carcasa de un fantasma, que a veces dicen verlo, viajar sin rumbo de madrugada.    

Lucidez emocional

Mientras suenan las canciones, que tanto nos gustan, voy trazando las caricias, en tu espalda desnuda. Desviándome en el borde, que rodea tu cintura, hacia Venus y su monte, donde pierdo la cordura. Entretanto una escalada, ha partido en la búsqueda, del paisaje en tu pecho, donde gano la locura. Pero te echas a reír al darme cuenta sin premura, que sentada entre mis piernas, ya me exploras con soltura.

De cartas no enviadas

Son tantas las cosas, que faltaron por decirnos, tan intenso ese deseo, de pasar noches contigo. No sin antes volverme, de Nicte un buen amigo, al retrasar el amanecer, a cada paso en tus sentidos. Y decirte suavemente, al asomarme en tus oídos, como nada importa, si tú estás conmigo.

Alteraciones psicosomáticas

Más allá de expresar palabras, que sean agradables al ser oídas, más allá de escribir frases, que resulten bellas al ser leídas. Ha buscado ordenar la maleta, de sentimientos y empatía, rellenada en ese viaje, que solemos llamar vida. Entre el amor y el desamor, la imaginación y la alegoría, en el umbral de la penumbra, del dolor y la despedida. Todo lo que ha intentado, sustraer su valentía, al (no) volverle más fuerte, de lo que quizá él se creía.

Rutas liminales

Acaso no son las decisiones, como semáforos en ámbar, donde a veces se decide cruzar, o bien cambiar a otra parada. Hace mucho que las carreteras, se han vuelto solitarias, tan frías como venas, de sangre congelada. No hay tránsito en las vías, y las sombras se alargan, al pisar fuerte el pedal, bajo ventanas apagadas. En ese asfalto cual abismo, cuya oscuridad me abraza, al recordar esos lugares, donde nuestras voces hablaban.