Ir al contenido principal

Ruido blanco

Solo bien sabe el escritor,
a quien dirige sus palabras,
mientras tanto quien las lee,
conjura a quien más extraña.

Pues qué es sino el corazón,
el que lo más importante guarda,
por la misma humana razón,
que solo existe lo que se ama.

Formando parte el resto,
de una obra inacabada,
bajo cuyas bambalinas,
marionetas bailan y bailan.

Al pasear por esta ciudad,
donde sus luces de madrugada,
me evocan vacíos de tu ausencia,
haciendo esta vida tan pesada.

Como un televisor,
que sintoniza la nada,
como una vieja radio,
por la que ya nadie habla.

Comentarios