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Solve et coagula

Desde antiguas religiones,
cuyos dioses solo duermen,
no ha existido rey alguno,
que reinara tras la muerte.

No ha nacido ser humano,
sin un materno vientre,
que no atraiga amenaza,
al corazón y a la mente.

Ningún reino de paz,
que al caos no precede,
aunque ni una tormenta,
haya durado para siempre.

En el ciclo inacabado,
de vivencias como especie,
somos almas atrapadas,
en un teatro circense.

Con tinte apocalíptico,
por los cuatro jinetes,
que conjuran nuestra cárcel,
y corrompen al débil.

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