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Tu horizonte de sucesos

Que imposible era cada día,
el ocultar el indeseado deseo,
que en alterada sangre palpita,
en cada segundo del minutero.

De acampar en tu sonrisa,
y de perderme en tu cabello,
de descender por la cornisa,
de tus ojos en mí abiertos.

Tras andar por tus mejillas,
en delicado y suave paseo,
donde ninguna noche es fría,
al ser tu mente mi firmamento.

Curiosidad que otearía,
en estrellas de tu pensamiento,
como astronauta en su melodía,
fascinado por tu universo.

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