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Perdido en tu medianoche

Y hubo quien se creyó por siempre,
de blancas playas y verdes prados,
pero sería una de muchas ciudades,
la que conseguiría a él hechizarlo.

Pues cautivo de tus propios ojos,
cual mirador bajo un cielo claro,
deseó correr por las autopistas,
de tus pensamientos más abstractos.

Visitar de tu mente el museo,
donde esculturas del pasado,
dieron forma a las emociones,
que como persona te han forjado.

Pasear en los tranquilos parques,
que cubren tu piel de lado a lado,
donde acaricio cada brizna de hierba,
con mis desnudas y cálidas manos.

Probar el agua de caudalosa fuente,
que da sabor a los mismos labios,
que mostrándome el camino al templo,
con tu permiso al rincón más sagrado.

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