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Mostrando entradas de 2018

El delirio de un loco

Te encuentro en el ruido del mundo, que nunca cesa ni nunca calla, donde suenan todas las veces, que yo a ti te he echado en falta. Sigo andando por muchas calles, a cada cual más llena de nada, bajo las olas de un eco distante, de cuando iban juntas nuestras pisadas. Respiro el aire de sabor amargo, que aúlla en noches que no acaban, de quien no supo amar de nuevo, desde que a ti conjuró su alma. En un invierno cristalino, que hasta el otoño siempre se alarga, cuyas paredes solo reflejan, los recuerdos que contigo me imaginaba.

La tinta de tus labios

Más decantado hacia el relato erótico que a unos trabajados sonetos, sobre una noche para acabar en cenizas de dos amantes que comparten su fuego, embarcados en la travesía con la vela entre un ardiente viento, llevando a la lujuria como brújula junto al cariño de timón férreo, convertidos en uno solo volviendo a nacer de nuevo.  En dos miradas que se vuelven una, de dos seres de ternura hambrientos, de fundirse en un abrazo tras comerse con la vista que sirve de postre al tacto, sin más deseo que el de sentir tu piel en un banquete largamente anhelado, donde a la intempestiva hora del baile suenan nuestros latidos acompasados.  Mientras navego con tu permiso por tus secretos mejor guardados, te llevaría también por los míos sin dejar de agarrar tu mano, en el fluir de un río eterno que acabaría culminado en la cascada de éxtasis mutuo al hacer el amor una y otra vez hasta nuestros cuerpos quedar exhaustos. Que me pregunten qué es la poesía, que solo tendré que imaginarme

Solve et coagula

Desde antiguas religiones, cuyos dioses solo duermen, no ha existido rey alguno, que reinara tras la muerte. No ha nacido ser humano, sin un materno vientre, que no atraiga amenaza, al corazón y a la mente. Ningún reino de paz, que al caos no precede, aunque ni una tormenta, haya durado para siempre. En el ciclo inacabado, de vivencias como especie, somos almas atrapadas, en un teatro circense. Con tinte apocalíptico, por los cuatro jinetes, que conjuran nuestra cárcel, y corrompen al débil.

Madrugada indefinida

Pareció demasiado pedir, un pequeño lugar a tu lado, sin poder evitar amarte, y no sentirme desangrado. Intenté ser solo un amigo, y es lo que hube deseado, así mientras escribo esto, seguiríamos aún hablando. Pero cómo evitar las gotas, que acabarían derramando, cada una de tus cualidades, la cordura de mi vaso. Bajo destellos de tu compañía, que los cristales atravesaron, de las ventanas del refugio, donde ingenuo me creí a salvo.

Umbral de equinoccio

Había sentido un natural impulso, al dibujar frente a aquella marea, donde no llegaba el otoño, y solo corría una primavera. Mientras surcaba cada línea, decidí no pensar en ellas, que la lluvia de dentro del alma, mostrara lo que allí quisiera. Bajo un sol que nacía nuevo, iba yo dándome cuenta, que tu nombre iba apareciendo, en la superficie de la arena.

Tu horizonte de sucesos

Que imposible era cada día, el ocultar el indeseado deseo, que en alterada sangre palpita, en cada segundo del minutero. De acampar en tu sonrisa, y de perderme en tu cabello, de descender por la cornisa, de tus ojos en mí abiertos. Tras andar por tus mejillas, en delicado y suave paseo, donde ninguna noche es fría, al ser tu mente mi firmamento. Curiosidad que otearía, en estrellas de tu pensamiento, como astronauta en su melodía, fascinado por tu universo.

Dies irae

Su grito clamará hacia el cielo, bajo las nubes vestidas de espanto, sobre los ángeles de amargo lamento, y cada demonio vil derrotado. Constructor de ese mismo puente, hecho de piedras del pecado, que los no vivos cruzarán, desde el espejo su otro lado. Junto a las hijas de la muerte, cuyo amor será brindado, susurrarán nombres de reyes, que colgará de su lúcida mano.

Crónicas de Aodren: La senda del brujo

Sería imposible contemplar la evolución de toda una vida sin la interacción y la relación con cada persona que ha aparecido en el camino, dejando en mayor o menor medida cada una de ellas una marca en el molde formado por los sentimientos y los recuerdos que habrán ido forjando vivencias y la propia personalidad, como hilos formando un telar. El extraño libro que Llewellyn y Erin habían conseguido, La Maldición del Lobo Negro, no tardaría en ser estudiado a fondo cuando se lo hicieron llegar a las manos de Lizbeth. Era la llave que supuso que podría proporcionar claves importantes para la liberación de su hermano. •  Consultar la cronología de las crónicas   • Aodren se reunió con ellos en un emotivo encuentro pocos días después de tener lugar el evento en el que Gwenn consiguiera enfrentarse y apaciguar el espíritu de la naturaleza conocido como Bleidd que residía en el brujo, sintiéndose éste incapaz de encontrar una forma adecuada para mostrar su agradecimiento. Les hab

Aquella última vez que hablamos

Desde aquel día has viajado conmigo, sin estar del todo presente, en el baúl no siempre visible, de mi mente no siempre consciente. Con pegatinas de cada viaje, representando instantáneas alegres, de ese tiempo juntos compartido, como la estrella más ardiente. Hasta que abierto en un descuido, por un deliberado accidente, se convirtió en el agujero negro, que absorvió mi realidad aparente. Transportándome a aquel momento, donde a ti hube de conocerte, donde tus ojos me dijeron, que jamás dejaría de quererte.

El camino innombrable

A través de turbias arenas, y de la duda su espeso océano, en el filo de la espada serena, entrenó su mente y su cuerpo.  Sin existir mayor enemigo, que los propios pensamientos, que traicionan la conciencia, sin remar a buen puerto. Es del espíritu su guerra, en muerte y renacimiento, navegante de la experiencia, del cascarón roto por dentro. Sin amarre en ninguna tierra, de su nave quiso ser dueño, resucitada en nueva madera, se hizo hermano con el viento.

El faro de Demian

Jamás había sentido lo que me transmitió aquel lugar. Después de surcar una carretera a través de montañas de tierra removida y algunos grupos esparcidos de edificios sin vida y otros tantos en ruinas (testimonios de un proyecto urbanístico abandonado hace largo tiempo), descendí hasta el final del asfalto dando con la entrada a un terraplén. Tras detener allí mi viaje, llevé mis pasos hacia el guardián de aquella desértica zona, un faro no demasiado grande de color blanco y líneas rojas horizontales.  Cerca de él dos mujeres jóvenes charlaban animadamente enfocando sus cámaras por turnos una a la otra para obtener instantáneas, mientras enfrente y algo más a lo lejos una chica pasaba el tiempo absorta en su móvil sentada en un cúmulo de piedras, acompañada por un simpático perro de pelaje grisáceo que no hacía más que corretear en todo el terreno circundante. A mi derecha, un hombre y una mujer (ambos de una edad más madura) hablaban en confidencia mientras caminaban con calma ha

Cuando las vidas se cruzan

Yaciendo tu cuerpo bajo la luz, de la ventana recién abierta, observé tu paisaje matutino, en esa mañana aún no despierta. Como un cuadro sobre la cama, donde cada pincelada cuenta, el secuestro de los sentidos, tras una noche solo nuestra. Pintado de aquellos colores, inexistentes en la naturaleza, el de todas tus cualidades, que me hicieron amarte entera. Formando la única obra de arte, en el museo de mi cabeza, mientras miraba como dormías, decidí dibujarte con mis letras. En un vano e inútil intento, antes de que todo desaparezca, de sentirte al despertarme, al ser mi mente la que te sueña.

Mapas de otros mundos

Han pasado ya un buen número de años desde que por primera vez comencé a verter un pequeño torrente de inspiración de diversas formas en este humilde rincón, donde cada gota, salvo pequeñas excepciones, proceden del mar de mi mente en el que navegan fragmentos de mi experiencia e imaginación, esos buques fabricados por sentimientos que naufragan y vuelven a zarpar una y otra vez.  El rumbo de conocer ese misterioso, inescrutable y difuso océano que es uno mismo ha permanecido invariable, desde a través de simples relatos o desahogos emocionales y reflexivos, hasta la creación de cartas extraviadas con forma de barcos de papel lanzados a la deriva. En ellos viajan las alegrías más profundas, los sueños e instantes más bohemios, las lluvias de tenebrosa oscuridad, las decepciones más amargas... En ocasiones he pensado que he escrito menos de lo que hubiera deseado, pero forzar las cosas y no dejar que fluyan con naturalidad es algo que nunca ha formado parte de mi, para bien o para

Retazos de confianza

Se habían querido desde siempre, e ignoraron dicha verdad, mientras se hacían tanto daño, dando razones para olvidar. Que estar juntos era el anhelo, al que querían juntos llegar, que compartir partes del tiempo, sería un sueño hecho real. Donde aceptar cada defecto, y amar cada cualidad, donde dejar de echar de menos, y no olvidar sus nombres jamás.

Al filo de la cordura

Escribí tu nombre en mi bandera, porque has sido mi única patria, donde compuse notas enteras, con cada una de nuestras miradas. Guardo en una invisible botella, de un cristal color esperanza, la custodia de gran delicadeza, de tu cabello su fragancia. Vuelco el diario en la libreta, de cuyas hojas nunca cambian, pues mis trazos solo muestran, el beso que saboreó tu alma. Llevando en tantas ocasiones puesta, la improvisada y rígida máscara, que oculta mi mayor tristeza, de las ausencias la más amarga.

Quod fuimus, estis; quod sumus, vos eritis

Todo empezó como pequeños paseos nocturnos como una forma de evadirse durante esas noches que tenía libres. La caída del sol cubre todo por un manto de magia haciéndole capaz de permanecer hipnotizado por las luces de cada rincón de la ciudad, cada una de ellas testigo mudo de la vida de incontables personas, de fragmentos de historia, y al mismo tiempo pequeños faros que alumbran donde de forma natural debería reinar la más absoluta negrura entre los retazos urbanos de características cambiantes, dependiendo estos últimos de la ciudad en la que se encuentre. La medianoche vacía de vida las calles al igual que las carreteras que le guían por el mar de destellos y oscuridad. Solo con sus pensamientos, en dichas vías de asfalto que le terminan conectando con otras que le llevan a zonas cada vez más apartadas. El color propio del ébano comienza a teñir su casco, su cazadora, sus guantes de duro cuero, cual criatura de la noche buscando mimetizarse y fundirse con el ambiente al

El diablo de Timanfaya

Sobre el inconmensurable océano más allá de las Columnas de Hércules yacen siete fragmentos como último vestigio de un paraíso perdido con forma de islas. No muy lejos hacia el oriente de una de las principales, conocida como un mágico continente en miniatura llamado Gran Canaria, aparecen ante la vista Fuerteventura y Lanzarote. Sería en esta última, a principios de septiembre del año 1730, donde se manifestaría el peligro durmiente de una fuerza de intensidad solo igualada por la belleza de aquellas tierras, pues allí las puertas a lugares inspirados en el Edén en ocasiones están muy cerca de las que llevan al Inframundo. El destino desplegaría sus alas para sobrevolar el pueblo de Timanfaya, donde estaba teniendo lugar un festejo como ningún otro se había visto para el que no escatimaban recursos, pues el hijo del hombre más rico del lugar y la hija de unos agricultores de plantas curativas celebraban su matrimonio. La unida y enamorada pareja, desde hacía tanto tiempo como

Perdido en tu medianoche

Y hubo quien se creyó por siempre, de blancas playas y verdes prados, pero sería una de muchas ciudades, la que conseguiría a él hechizarlo. Pues cautivo de tus propios ojos, cual mirador bajo un cielo claro, deseó correr por las autopistas, de tus pensamientos más abstractos. Visitar de tu mente el museo, donde esculturas del pasado, dieron forma a las emociones, que como persona te han forjado. Pasear en los tranquilos parques, que cubren tu piel de lado a lado, donde acaricio cada brizna de hierba, con mis desnudas y cálidas manos. Probar el agua de caudalosa fuente, que da sabor a los mismos labios, que mostrándome el camino al templo, con tu permiso al rincón más sagrado.

Crónicas de Aodren: Codex Abraxas

Creyó estar muerto, y de hecho, su cuerpo lo estaba, pero su consciencia de alguna forma permanecía presente. Se vio arrastrado a un túnel de luz junto a un ser que no tardaría en aproximarse y acompañarle a modo de guía, un ser que carecía de forma, como una extraña nebulosa de diversos destellos constituida por pura energía. •  Consultar la cronología de las crónicas   • La travesía duraría unos instantes hasta que la luz lo cubrió todo por completo, y se encontró de repente en el ascenso de una solitaria montaña rodeada de un mar de nubes. La desaparición del ser no le pasó desapercibida, al igual que una imposible conjunción en el cielo (propio de un enrarecido atardecer más intenso de lo normal) del Sol y la Luna. Ambos tenían un enorme tamaño, situado el primero justo por encima del segundo a muy poca distancia uno del otro, reinando ambos el firmamento al mismo tiempo. Continuó el ascenso sin dificultad dándose cuenta de que no ejercía ningún impulso físico para

Antítesis onírica

Caminando por aquel largo pasillo que bien podría ser el de cualquiera de los hoteles que he visitado a lo largo del tiempo, no tardé en recobrar paulatinamente cierta lucidez, me encontraba de nuevo dentro de un sueño. Me dejé llevar por la situación, expectante, y el instinto me llevó a abrir la primera puerta que apareció a mi lado izquierdo. Al abrirla me vi al instante andando dentro de una sala amplia e iluminada por unos grandes ventanales, una luz ligeramente anaranjada y agradable que penetraba por aquellas enormes cristaleras de forma muy intensa. Habían varias estatuas y mobiliario de corte entre lo moderno y lo clásico, de tonalidades claras y cálidas similares a la madera, estando todo ello en torno a una chimenea encendida de llamas muy vivas. Me percaté de que no me encontraba solo a los pocos pasos. Aquella sala estaba abarrotada de gente, personas de apariencia normal, de todo tipo y condición, que no reaccionaron a mi presencia y que permanecían tranquilament

El rostro de la inspiración

Eres lo que va y viene, cuando solo se le antoja, sin saber de dónde procede, naturaleza tan caprichosa. Desapareces cuando quieres, sin dejar una triste nota, pero vuelves de repente, para estar juntos a solas. Te sintonizo cuando anochece, como una invisible onda, de una radio que no duerme, que susurra muchas cosas. Cuando todo ello sucede, me despiertas a cualquier hora, para escribir lo que precede, a tu voz tan silenciosa. Formas cartas sin remitente, hacia toda y ninguna persona, cual desahogo de alma viviente, eres el amor que nunca traiciona.

Soldado de la vida

Llegó a encontrarse a sí mismo tan cansado de sentir, a preguntarse si la única forma de parar era dejar de sentir por completo. De crearse un caparazón de piedra tras una gran puerta de hielo, pues no dejó de estar en guerra, siendo el campo de batalla tanto su mente como su cuerpo. Una parte suya aprendió el amor, y la otra el resentimiento, ambas en lucha a muerte de un interminable duelo que bien le desgarraba en pedazos durante el amargo proceso. Aferrándose en lo positivo y en lo que creyó correcto intentó enterrar en vano a las sombras que acechaban desde dentro. Pero nunca se van, siempre vuelven, siempre terminan alcanzando tanto al loco como al cuerdo. La cara y cruz, pensó por momentos, de todo viaje por este sueño. Que no es cuestión de combatir los demonios, sino de aprender a convivir con ellos para así aprender de sus lecciones primero. Y como aspas de molino sacudidas por repentino viento comprendió los ciclos de la experiencia por los túneles del tiempo. Deambu

La rime d'un autre printemps

Desde aquella luminosa estadía, quise quedarme siempre despierto, para observar como dormías, y cuidar de todos tus sueños. Afrontar las pesadillas, que estuvieran al acecho, compartir noche y día, tu carga de malos momentos. Mientras volaba en la osadía, de seguir amándote en secreto, atrapado en la hechicería, de nuestros labios en un beso. Así cual loco equilibrista, andando en nubes sobre el cielo, me di cuenta que tenían, cada curva de tu cuerpo. Y entre ellas me perdía, esperando esos momentos, sobre los cuales escribía, y que eran solo nuestros.

Dolce ragazza chiamata primavera

Qué será el recordarte de repente, dondequiera que me encuentre, y sonría al escucharte, o al verte, sintiéndote a veces a mi lado, sintiéndote a veces enfrente. El venir sin saber de dónde un abrazo junto al reflejo de tu cabello cuando la felicidad no se encuentra de paso. Las pinceladas de tristeza en los cuadros de buenos momentos por no ser compartidos con quien dejó una huella en el recuerdo, en sus playas de blanca arena, la misma que permanece imborrable por el tiempo y su marea. Qué será el pensarte, en cómo te encuentras, en preocuparme, en si estarás viendo unas parecidas nubes o un similar oleaje, haciendo en tu mente un hueco a ese alguien que soñó compartir contigo de la vida sus montañas y valles. Qué será, de qué forma explicarse, cuando para mí no has dejado de ser lo impronunciable, lo referente al echar de menos, a la nostalgia, a ese dolor silencioso e incesable, el de dos estrellas fugaces que coincidieron y que jamás distanciar sus rumbos debieron. Qu

Realidades incómodas

Cuanto más de todo se aprende, de lo que se ignora más se es consciente, todo lo inconcebible para la mente, de lo que cada día nos envuelve. Un teatro falso y decadente, de egoísmo e intereses, un baile de máscaras que conmueve, los corazones de sangre inerte. Control de masas en la gente, que enfrenta al prójimo y al diferente, a todo el que salga de la corriente, de un pensamiento de esclavitud y muerte. Durmiendo el poder que desde siempre, yace en nuestras almas vivientes, una luz que está presente, en nuestro núcleo como especie.