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Mostrando entradas de septiembre, 2017

Ausencia de nada

Me sentí atraído por la tormenta, que solía dibujarse en tu cabello, haciendo a veces que lloviera, de incontables poemas sus versos. Deseando plantarlos en la húmeda tierra, de tus rincones más secretos, haciendo mis labios que florecieran, en el placer de un instante nuestro. Mientras las miradas confluyeran, reflejándonos en los ojos abiertos, liberando un arroyo de suaves caricias, bajo un puente entre ambos cuerpos. Que desde el alma te contaría, compartiendo juntos el mismo silencio, cómo desde que apareciste aquel día, nació la forma en la que te quiero. Un río de amor que desembocaría, en cada noche su firmamento, con brillantes frascos que yo lanzaría, con incontables mensajes como estos. Así todo el mundo vería, al igual que tú en cualquier momento, lo que de tí habla mi poesía, aunque me abandone a mí el aliento. Pues aunque estemos hechos de estrellas, y partamos todos del mismo puerto, mi corazón decidió mirar solo a uno, de todos esos in

Ondas de polaridad

En más de una ocasión me he preguntado qué estoy haciendo. He continuado escribiendo, no suelo pensar demasiado al hacerlo, solo intento dejar salir aquello que va muy dentro, pero así ha sido siempre, o eso es lo que creo. Y escribo, juntando palabras, pero han sido tantas las que se atragantan y han quedado en algún lugar del tiempo varadas, solo unas pocas llegan al papel, solo unas pocas llegan a la pantalla. Y escribo, formando frases, dándome cuenta que en la base hablo siempre de lo mismo, solo cambio el recipiente y su decoración, pues permanece intacto el contenido. ¿Qué fue de aquella parte de mi interior?, aquella que me susurraba que el romanticismo y el amor no son más que una ilusión, un mero cuento chino, una elaborada fábula para niños. Pero esa voz tal como vino un día marchó, repitiendo a veces desde entonces el mismo ciclo como el recuerdo de una amarga canción. Como esos viajes de la experiencia que viví por el sentimiento, viajes de amar y sentirse amado, pero tam

Llave maestra

Somos realmente lo que hacemos, cuando nadie está mirando, somos un gran jardín secreto, que siempre se está cultivando. Ese lugar que todos tenemos, que permanece bien cerrado, siendo solo a unos pocos, a quienes el lugar es mostrado. Aunque existen muchas puertas, y parcelas por separado, no todo estará a la vista, para el visitante invitado. Al igual que zonas profundas, habrán verjas de duros candados, infranqueables altas barreras, contra lo que hizo tanto daño. Donde ángeles y demonios pasean, ante la complejidad del ser humano, donde unos luchan contra ellos, y otros los liberan en sus actos. Como ese mismo laberinto, por una llave única iluminado, la que abre todas mis puertas, propiedad de un amor siempre recordado.

Crónicas de Aodren: Lizbeth. Hijos del Cristal

Aquellos rayos de sol intensamente anaranjados traspasaban las amplias cristaleras transportando dentro la magia de ese instante tan efímero y especial de cuando no es ni de día ni de noche, heraldos del atardecer, con pequeñas partículas de polvo navegando por el aire buscando cada una su propio refugio perdiéndose de la vista en cuanto se alejaban del haz de luz, como si este mismo revelara algo que permanecía oculto y sin embargo estaba a su alrededor constantemente. Al verlo durante su pequeña pausa de contemplación no pudo evitar compararlo justo con lo que le hablaban aquellas delicadas y desgastadas páginas. •  Consultar la cronología de las crónicas   • Desde fuera le llegaban los gritos de niños que no querían entrar en sus casas. Pronto se haría de noche y su tiempo de juego en el campo llegaba a su fin, e intentaban rebelarse solo por extender su momento de ocio y libertad unos minutos más, algo que raramente conseguían. — Mamá —dijo al salir por un momento de s

Crónicas de Aodren: Cacería de la Luna Negra (III)

No importa lo previsto y detallado de una planificación o cada una de las situaciones que mentalmente se puedan recrear acerca de lo posible que pueda ocurrir. Todo puede torcerse a un nivel inimaginable sin verse venir en cualquier momento, en cualquier instante. Era algo que en esa noche tan diferente de todas las demás experimentaban de una forma única llevándoles a límites insospechados. •  Consultar la cronología de las crónicas   • Nada les había preparado para afrontar una terrible verdad que les estaba siendo mostrada de forma cruda, sin presentaciones. En un mundo decadente, viejos mitos y leyendas olvidadas estaban cobrando vida, haciendo de los peores terrores ya conocidos meras historias para niños. Como si un nuevo tablero de un macabro juego emergiera junto a nuevas piezas, superponiéndose a uno mucho más viejo de fichas menores y desgastadas. A una de esas piezas le seguía una marabunta de intensos y constantes crujidos. Se abría paso a través de duras