Extendieron
sus múltiples zarpas,
a
través de muchos nombres,
corrompiendo
a todas las almas,
que
escucharon sus canciones.
Creyéndose
omnipresentes,
envenenaron
los corazones,
prometiendo
ser omnipotentes,
a
quienes sacrificaran sus valores.
Nuevos
dioses hubieron nacido,
en
la mente negra de los hombres,
esclavizándolos
en el deseo,
por
encima de todo lo que conocen.
La
corrupción bajo su sombra,
haría
nublar a las razones,
que
apagaría a la humanidad,
y
crearía monstruos en su nombre.
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