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Playas de mi mente

Dichosos habrán sido los ojos,
que a ti hayan conseguido verte,
dichosos también los oídos,
que tu voz puedan tener presente.

Afortunado el aire que corre,
y tu cabello con suavidad mece,
afortunados el sol y la luna,
cuando su luz sobre tu piel se ciernen.

Mientras las calles de la lujuria,
hablen entre ellas y se cuenten,
que por aquí pasearon dos amantes,
durante sus sueños más fervientes.

Pues como las olas que sin descanso,
buscan la arena que tengo enfrente,
por mucho que pase el tiempo,
no dejaré de buscarte entre la gente.

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