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Mostrando entradas de junio, 2016

Vientos de verano

Tras esta ventana, escucho ahora rugir el viento, que en esta madrugada, arrastra muchos de los sueños. De cada una de las personas, que ya andan durmiendo, mientras intento alcanzar, alguno tuyo entre ellos. Pues ya no deseo dormir, he preferido quedar despierto, para pensar en las razones, de quererte como te quiero. En la pasión que nunca acabó, de acariciar y oler tu pelo, de susurrarnos nuestros nombres, y nadar en nuestros cuerpos. Pues mi más sufrida pena, es echarte tanto de menos, durante todos esos días, que consigo permanecer cuerdo.

Luces de medianoche

Sin importar el rumbo, sin importar el destino. Se difumina el camino, y las luces se convierten en lo único visible desde la periferia de la visión. Pasan a toda velocidad mientras el viento golpea con fuerza como si intentara detener ese instante, hasta que se da cuenta de que no puede y parece rendirse, convirtiéndose en el único compañero de viaje. El cuerpo comienza a revolucionarse, la mente queda en blanco durante un estado casi de trance, y se intenta ir cada vez un poco más rápido. Todo lo que se mueve alrededor se convierte en vagas sombras, como recuerdos mal recordados, trozos de memoria mal encajados, piezas de puzzles en un cajón olvidado que nunca fueron completados. Y se va un poco más rápido, el corazón parece incluso dejar de latir durante un rato, solo se siente a la adrenalina al cuerpo inundando. El viento susurra "ten cuidado, la próxima curva podría llevarte al otro lado". ¿A qué otro lado?, le pregunto, pero se mantiene callado. U

Crónicas de Aodren: Cacería de la Luna Negra (II)

Las anaranjadas luminarias ofrecían con su danza cierta calidez tanto física como emocional, extendiendo la falsa ilusión alrededor del pequeño grupo de casas de la existencia de cierta protección ante las sombras que caminan en la noche. La misma falsa ilusión con la que los niños se arroparon bajo las sábanas en sus camas, la misma con la que padres y madres comprobaron puertas y ventanas antes de dormir. •  Consultar la cronología de las crónicas   • Todos acabaron durmiendo tranquilos siendo visitados por agradables sueños. Todos excepto los que se encontraban en un destartalado edificio cuyas luces permanecieron encendidas, donde extrañas y desconocidas voces conspiraban a través de rostros encapuchados entre mesas sucias y marcadas de restos de comida y bebida.  No fueron las antorchas, ni las sábanas, ni las puertas ni ventanas las que se interpusieron ante el horror indescriptible. En el interior del no muy lejano bosque, tras densas capas de una niebla sobrenatural,