Ir al contenido principal

Distante

Pasillos de luz me ciegan, enormes cristaleras me rodean. Gente que corre apresurada y otros que simplemente pasean. Voces de fondo por algún tipo de megafonía llegan a mis oidos, así como conversaciones algo más cercanas aunque igual de ininteligibles que las primeras.

Lo veo todo tremendamente borroso, como una visión lejana a través de un cristal empañado, pero me siento estar ahí. ¿Estoy presente, o es sólo un racimo de antiguos recuerdos fundidos con nuevos sueños que parecen tomar forma?


Ya estoy en un lugar diferente, más luminoso aún que el anterior y más complicado de reconocer lo que me rodea. Pero parece una larga pasarela, ¿una especie de puente quizá?

Esta vez no hay nadie... ¡sí!, una silueta femenina de cabello largo aparece a no muy larga distancia, sujetando una especie de mochila. Levanta una de sus manos. Creo pensar que me saluda, ¿me está esperando a mi?

Me embarga un indescriptible cúmulo de sentimientos positivos difíciles de describir mientras un agradable calor nace en mi pecho, ¿pero quién es? Intento avanzar pero mis piernas pesan más y más, como si se empezaran a petrificar progresivamente. Cada vez es mayor el sacrificio para dar un paso, cada vez es mayor el dolor y el sufrimiento. Pero algo me dice que vale la pena.

No sabría decir el tiempo que ha pasado, noto que avanzo, aun dejando en cada paso una parte de mi mismo, pero la figura sigue pareciendo saludarme y a la misma distancia que la primera vez que entró en mi visión. Pero no, juraría que, incluso, ahora se ha alejado algo más. Sí... se aleja.  ¿Por qué?, me pregunto una y otra vez.

Abatido caigo de rodillas al suelo momentos después. Ahora lo comprendo. En realidad, se está despidiendo de mi. Se distancia cada vez más, lentamente, alargando mi dolor sumándose al pasado instantes antes. No sé quién es, pero su pérdida me arrebata el alma y mi ser, ardo por dentro y siento deshacerme en miles de pequeños pedazos que son arrastrados por una pequeña brisa como si de hojas muertas se trataran, lanzándolos al infinito.

Todo se vuelve negro por unos instantes, como si el manto de una oscura noche sin luna ni estrellas se apoderara del lugar. Me siento caer, una caída sin final a lo largo de un oscuro pozo. La caída frena progresivamente y me vuelvo a encontrar en la misma situación del principio. Un lugar luminoso, voces y personas irreconocibles a mi alrededor. Espero unos instantes sabiendo lo que voy a encontrarme. 

Estoy de nuevo en una pasarela. Todo es igual a la experiencia de antes, salvo que la figura femenina parece ser distinta, quizá debe de ser otra persona. 

Intento forzar la mirada para captar algún detalle en ella, pero me es imposible. Veo que empieza a levantar la mano, pero yo ya he empezado a darme la vuelta.

Ahora soy yo el que se distancia, ahora soy yo el que corre en sentido contrario a su encuentro. ¿Pero por qué lo hago?, yo no quiero hacer esto, ¿es mi corazón o mi mente? No sé por qué lo hago, pero me alejo, me alejo cada vez más mientras unas lágrimas empiezan a brotar de mis ojos, notando un fuerte frío apoderándose de mi interior, el cual fortalece al mismo tiempo los muros de mi corazón.

Comentarios