La noche se vuelve más fría tras tu marcha, y un oscuro abrigo de soledad me abarca. Como una noche sin luna, como un solitario bebé llorando por su cuna. Y te echo de menos, pensando si quizá tu recuerdo no será eterno, si te olvidarás de mi y de lo mucho que yo te quiero. Salgo a buscarte entre las estrellas, oteando el negro cielo, con la duda de si seguirás pensando en mi en tus sueños. Y cada día que pasa, más te voy guardando en el alma. Créeme cuando te digo esto, que yo a ti te llevo muy dentro.
El pequeño rincón de un poeta por accidente, un humilde escritor, un soñador permanente.