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Mostrando entradas de enero, 2011

Paseando por la mitología celta

Dos deidades que han captado enormemente mi interés. Cernunnos (fotografía de una figura representativa encontrada en la Red) El dios astado. Amo de los animales salvajes, representante de la fuerza, el poder y la perennidad así como la fertilidad. Me llama mucho la atención su aspecto, muy similar a otras deidades como el semidios Pan en la mitología griega, el Fauno en la mitología romana o la criatura sobrenatural Lisovik en la mitología eslava. Desde siempre y sin saber muy bien por qué, me ha llamado mucho la atención este tipo de representaciones de criaturas, mitad hombres, mitad carneros (en el caso de Cernunnos, mitad ciervo). Curiosamente recuerdo leer hace mucho tiempo que durante el avance predominante del cristianismo, se usó este tipo de criaturas como representación del maligno. Morrigan (ilustración representativa encontrada en la Red) Diosa de la guerra, y por lo tanto, de la muerte y la destrucción. Doncella, madre, y viuda. Siempre representada

Flashes oníricos

Estos últimos días he tenido unos sueños de lo más extraños y variopintos (de esos de los que hace mucho que no recuerdo tener), de los cuales aún no he podido sacar algún significado al respecto. Tomaré nota de ellos antes de que logre olvidarlos con el paso del tiempo. † En uno de ellos me encuentro en casa, aparentemente todo es normal y transcurre un día cualquiera. Pero de repente empiezan a aparecer personas desconocidas que transitan entre los pasillos y las habitaciones con total normalidad, las cuales intentan decirme algo haciendo el ademán de acercarse a mí, pero continúan con su paseo prácticamente inmutables.  Me veo a mí mismo intentar expulsar de la casa a alguna de estas personas, las cuales al entrar en contacto con ellas para sacarlas a la fuerza, parecen transformarse en otros objetos casi indescriptibles, pues parecen más bien formas sin sentido alguno. Por alguna extraña razón no siento miedo o temor, pero sí una extraña sensación acerca de que sus preten

El dragón del corazón

¿Qué es el amor?, para mí el amor es un dragón que duerme en el corazón. Un dragón que nos pertenece, nos representa, pero del cual carecemos control alguno. Cuando se despierta (algo que solo puede causar la persona adecuada) nos inunda de un calor reconfortante, nos llena de vigor, felicidad... nos transmite su fuerza y su vida, permitiéndonos incluso volar a lomos de su espalda, sentirnos navegar entre nubes y verlo todo como si estuviésemos a una distancia increíble del suelo. Pero no lo controlamos del todo. Ese dragón por circunstancias de la vida puede desaparecer en pleno vuelo, dejándonos caer hacia la nada, la oscuridad y el vacío, o incluso hacernos daño de múltiples formas. La razón es muy sencilla. Su control está en manos de la persona que ocupa nuestro corazón. Amar a alguien es darle poder sobre nosotros. Ese poder es el dragón, el cual despierta y nos puede hacer los más felices, o los más desdichados. Cierto es, sin embargo, que con el tiempo y cierta experiencia s

Crónicas de Aodren: Más allá de la medianoche

Calles poseídas por la oscuridad. Llevaban consigo una ligera brisa helada, junto con lejanas notas musicales que parecían provenir de algún lúgubre lugar, ahogadas por el fuerte sonido de la lluvia que prevalecía a oídos de cualquier viandante. Era al final de una de esas calles donde se erigía una mansión, propiedad de una de las familias más adineradas de la zona. •  Consultar la cronología de las crónicas   • Dentro de ésta, la oscuridad había extendido su negro manto y jugaba caprichosamente formando sombras tras unos pocos candelabros distribuidos por los pasillos principales, portadores de débiles y pequeñas llamas en sus velas. Con el fuerte sonido de la lluvia filtrándose a través de las paredes (así como el golpeteo incesante en los grandes ventanales), se creó tal escena que bien pudo parecer que las sombras bailaban al ritmo de dichos sonidos, como si de una danza espectral se tratara. En la planta baja se encontraba el gran salón. Sus muebles, reliquias d

Diario de un lobo errante (II)

El cielo está completamente despejado. La Luna llena esparce su plateada luz desde lo más alto y, hacia el suroeste, una estrella solitaria palpita con brillos de diversos colores e intensidades como si quisiese enviar algún tipo de señal. Hoy la noche está en calma, tanto que no corre brisa alguna, y al contemplar la calle parece que el tiempo se haya detenido por un momento. Me gusta esa sensación. Es como si se hiciera un paréntesis en el propio espacio-tiempo y me colara dentro. No existe el ayer, no existe el mañana. Apartado de todo durante unos instantes mientras llegan a mis oídos el canto de los grillos y unos débiles ladridos haciendo eco en la lejanía. Apartado de todo... menos de mis pensamientos. Aunque esta noche no pienso en nada. No siento malestar alguno, pero sí la mente completamente vacía, sin intención de dedicarle un solo segundo a algo que no sean mis propios pasos. Puede que sí haya algo más, pero en esta ocasión lo siento muy profundo. Tan profundo que

El Ragnarök

A través de un onírico viaje mediante la lectura sobre la mitología nórdica, me topé con una de las profecías más fascinantes acerca del fin del mundo. El Ragnarök. Sin duda una palabra que puede resultar muy conocida para muchos, pero como en mi caso, sí desconocidos por completo los detalles acerca de ello. Ragnarök (cuyo significado es "destino de los dioses") es la batalla del fin del mundo, la cual será supuestamente emprendida entre los dioses, los Æsir, liderados por Odín y los jotuns liderados por Loki. No sólo los dioses, gigantes, y monstruos perecerán en esta conflagración apocalíptica, sino que casi todo en el universo será destruido. Según cuenta la profecía, "el Ragnarök será precedido por el Fimbulvetr, el Invierno de Inviernos: tres inviernos sucesivos se seguirán uno a otro sin verano. Como resultado, explotarán los conflictos y las peleas, y todos los mortales desaparecerán. Después de una persecución perpetua, el lobo Sköll y su hermano

Caída sin retorno

Me veía paseando dentro de un edificio. Parecía ser mediodía por la tremenda luz que entraba a través de los grandes ventanales que estaban sobre mí, era la última planta. Muchas personas iban yendo de aquí para allá con una prisa inusitada, atareados, llevando consigo objetos como maletines y carpetas. Todos, al igual que yo, llevaban traje.  El edificio era realmente moderno (pude distinguir varias plantas por debajo conectadas por escaleras mecánicas), parecía formar parte de una gran empresa o alguna organización importante, en la cual yo ostentaba un alto cargo. Según caminaba veía como muchos intentaban pararme para hablar conmigo, queriéndome decir cosas que yo no consideraba importantes mientras seguía caminando con paso firme y un aire de superioridad que no es propio de mi. Me empecé a sentir cada vez más agobiado, cada vez más gente a mi alrededor, hasta que sin saber por qué, decidí que lo que tenía que decirme uno de ellos sí era importante, y preferí hablar con e

Pienso, luego existo

¿Se podría definir a día de hoy qué es la existencia?, ¿en qué consiste la vida?, ¿y la capacidad del ser humano en tener conciencia de sí mismo? Estas y otras cuestiones filosóficas se abordan en una gran película de animación que he vuelto a ver hace poco, Ghost In The Shell. Recordando buenos y viejos tiempos, pues la primera vez que la ví hará ya la friolera de más de 10 años. La película está ambientada en un futuro propio de la ciencia ficción, donde los implantes cibernéticos y la inteligencia artificial están a la orden del día. ¿Qué ocurriría si un ser dotado de inteligencia artificial cobrara conciencia de sí mismo?, que llegara a plantearse las mismas cuestiones sobre la existencia que cualquier ser humano podría hacerse. ¿Se le podría a ello denominar creación de vida, hasta qué punto dejaría de ser un ser artificial o no cuando llegara el punto que ni siquiera pudiera distinguirse de una persona?, ¿qué clase de seres podrían nacer de un mundo así? Otro de los temas inte

Dime que hay un mañana

Mírame a los ojos, entra y mira mi alma, dirígeme tu mirada, dime que hay un mañana. Te siente mi corazón, buscándote a cada instante, anhelando tu calor, tu presencia reconfortante. Algo que desconozco surgió, piezas de un puzzle sin acabar, tu confianza se desvaneció, y de mí te ha hecho apartar. Y navego a la deriva, intentándome explicar, como sin pruebas ni hechos, has podido de mí desconfiar. Recordando el cielo negro, los relámpagos a mi alrededor, la oscuridad me hacía un cerco, pero yo solo escuchaba tu voz. Jamás tuve un error que ocultar, pruébame qué es lo que está mal, antes de mi alma sentenciar, y salvarme de este oscuro malestar. Mírame a los ojos, te quiero más que a nada, entregué mi corazón y mi alma, por favor, dime que hay un mañana.

Diario de un lobo errante (I)

Acabo de volver de dar un paseo. Tenía algo de sueño pero no me apetecía nada meterme en la cama hasta quedarme dormido. Me encanta pasear de madrugada, sobre todo cuando hace una noche espléndida por aquí (que suele ser la mayoría de las veces). Quizá un poco de frío, normal por estas fechas, pero nada que no se puede sobrellevar perfectamente con un buen abrigo. Lo primero que se me pasa por la cabeza al empezar a caminar es el pensar como todos a estas horas duermen, sumidos en profundos sueños en sus casas. La zona es muy tranquila, un pequeño murmullo de unos pocos coches a lo lejos, las luces del aeropuerto con ese toque "mágico" y especial... algún avión a lo lejos, como un torpe y pequeño foco intentando emular una estrella fugaz... y cómo no, ladridos de algunos perros también sonando a una distancia considerable. La noche para mí siempre me ha resultado mágica, especial de alguna forma. No sabría decir ahora mismo el por qué exáctamente pero... algo tiene que me