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Un caballero

Existe un caballero que acude raudo a tu encuentro,
con el firme deseo de jurarte amor eterno.

Has robado su corazón con gracia y empeño,
hechizándolo con maestría entrando en sus sueños.

Que hermosa doncella y que corazón más tierno, pensó el caballero,
mas debe de ser esto un vanal sueño, pues yo aún... no me lo creo,
pero tan hechizado estoy, que sería capaz de aún estando cuerdo,
ceder mi caballo, mi espada y mi yelmo.

Que gran mujer debe ser, pensó el caballero,
para que éste quiera entregarle su corazón por entero,
cuando nunca nadie jamás fue capaz de entrar en sus sueños,
y mucho menos aun traspasar la dura visera de su yelmo.

¡Oh, mi princesa! Clama el hombre de honor,
el perderte a ti o a tu dulce voz sería un insoportable dolor,
que me lleven al infierno si hace falta, cuando digo que te amo más que a Dios,
un lugar del que intentaría incluso escaparme con tal de estar juntos los dos.

En guerra estaría pues, con el cielo y el infierno,
siendo tú mi único refugio y mi único sustento,
luchando con cuan criatura o ser hiciera falta,
para que mi hermosa doncella estuviera siempre sana y salva.

¡Oh, mi amor! Ante ti quiero arrodillarme,
no sin antes quitarme la armadura y el yelmo,
para dejar ver lo que la guerra y el dolor ocultó durante tanto tiempo,
pues tú, mi alma gemela, eres la única que merece verlo.

Existe un caballero que acude raudo a tu encuentro...
con el firme deseo de jurarte amor eterno.

Has robado su corazón con gracia y empeño...
anhelando unir su vida a la tuya hasta más allá del fin de los tiempos.

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